Azvalor ha sido la estrella de la bolsa española en estos últimos dos años. Como comentábamos hace unas semanas con Fernando Bernad, mientras la mayoría de los valores se desplomaban y las rentabilidades de los fondos, españoles o extranjeros, se ponían en rojo, había una excepción. Una gestora española que mantenía unas cifras que serían excepcionales en cualquier momento, pero que en 2022, comparándolas con las del mercado, son estratosféricas: su fondo internacional ha logrado un 38,7% en 2021 y por encima del 45% en 2022 (en el momento de escribir estas líneas). ¿Cómo lo han conseguido?
Para responder a esta pregunta, esta semana visita Tu Dinero Nunca Duerme, Álvaro Guzmán de Lázaro, la otra cara de la pareja más exitosa del value investing patrio en los últimos dos años. Su receta: trabajo, paciencia, mucho estudio y no dejarse llevar por las modas del mercado. Y un mensaje que repiten todos los miembros de Azvalor: la situación es excelente porque sigue habiendo muchas oportunidades. De hecho, aseguran que el potencial de revalorización de sus fondos sigue estando por encima del 100%.
"La rentabilidad, cuando una empresa está barata, casi siempre llega", asegura Guzmán de Lázaro. Esto es más fácil de decir en 2022 que en 2018 o 2019, cuando su apuesta por sectores denostados por los mercados (como las materias primas o la energía) parecía que no tenía sentido. Ellos confiaban en su análisis y en las horas que habían dedicado a cada compañía. Y ya entonces afirmaban que el tiempo pondría las cosas en su sitio: "Desde que comenzamos, hace más de 20 años, hemos multiplicado por doce el dinero de nuestros inversores" (en la suma de sus dos etapas, primero en Bestinver y luego en Azvalor): "Lo que mide el futuro es lo barata que está una empresa".
Eso sí, a pesar de estas cifras en positivo, el gestor asegura que su prioridad siempre es evitar los números rojos: "Nuestra obsesión siempre es no perder en ningún valor. Y lo hemos logrado: hemos ganado en casi todas las empresas que compramos y no hemos perdido en casi ninguna". ¿Algún secreto? Pues asegura que no, que en realidad hacen lo que siempre han dicho, comprar barato, estudiar bien los fundamentales de las empresas y confiar en que los buenos negocios acaben recuperando el favor del mercado: "El value investing bien hecho casi siempre funciona. Es lo contrario a una apuesta". En este sentido, Guzmán de Lázaro cree que lo ocurrido en la última década, especialmente desde 2015, cuando parecía que todos los beneficios se concentraban en el sector tecnológico, abre enormes oportunidades a los inversores en valor: "Estamos entrando en una edad dorada del value investing. El mercado, a corto plazo, es como una máquina de botar, pero a largo plazo se convierte en una balanza". Es un diagnóstico muy atractivo para sus partícipes. Si se cumple, lo vivido hasta ahora podría ser sólo un aperitivo.
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