Cuando hace ya unos años la Unión Europea inició los trámites para acabar con el régimen de cuotas lácteas en el mercado comunitario y anuncio una liberalización total del sector, que se hizo realidad hace hoy 366 días, los ganaderos pusieron el grito en el cielo por el riesgo que esta liberalización supondría para el sector de vacuno de leche español, especialmente castigado desde la entrada de España en la Unión Europea.
Pero no hace falta remontarnos a los años 80. En los últimos 20 años han desaparecido en nuestro país 120.000 explotaciones de leche.
Lo cierto es que treinta años después de su entrada en vigor, las cuotas lácteas de la Unión Europea -las cantidades de leche que cada Estado miembro podía producir anualmente para que el presupuesto comunitario no financiara excedentes- acabaron en abril de 2015.
Esta liberalización ha constatado el previsto choque de trenes entre la industria y los ganaderos de este sector. Mientras la primera vio en el fin de esas cuotas una clara oportunidad de ganar cuota de mercado en el mundo mejorando sus exportaciones, los segundos anunciaron que muchas de las explotaciones ganaderas de España, sobre todo las de montaña o afectadas por limitaciones específicas, como la insularidad, tendrían que echar el cierre, por su dificultad de acceder a los mercados internacionales y adaptarse a unas condiciones donde se impone una mayor competitividad, no sólo con los productores de dentro, sino también con los de fuera de España.
No solo la industria, que francamente no se ha preciado por jugar limpio con los ganaderos según dictó la Comisión Nacional del Mercado de Valores en 2012 imponiendo multas de más de 88 millones de euros a varias empresas por encontrar indicios de un cártel que pactaba precios y zonas de recogida, sino también la administración "vendió" la liberación del sector lácteo como la gran oportunidad española de conquistar cuota en un mercado internacional con necesidades de abastecimiento al alza.
Y siguiendo estas indicaciones les que se hicieron hace apenas un año y un dia, los ganaderos planificaron su estrategia empresarial. Hoy las entregas de leche se han incrementado un 6,5%, y los precios han caído un 9,9%. Las explotaciones pierden una media de 15.000 euros al mes y sólo en el último año más de seiscientas granjas lácteas echaron el cierre el pasado año.
Alguien se ha equivocado a la vista de los resultados, y ahora más alla de culpar a los ganaderos de querer crecer sin haber vendido de antemano su leche habrá que buscar una solución, rápida y eficaz para mantener el tejido socioeconómico que depende del vacuno de leche en muchas regiones españolas.
Quizá el modelo italiano funcione en la España de los mil quesos y haya que apostar por los elaborados, ellos importan toda la leche líquida que consumen y no se les ocurre beberse su leche porque es como tirar el dinero…… estaremos aún a tiempo?
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