En la cima de la cuesta de enero y casi casi acabando el tan temido mes, nos hemos encontrado con dos gratas sorpresas. Una que es posible el acuerdo para elegir representantes, al menos en los sindicatos agrarios como ha demostrado la reelección de Lorenzo ramos como secretario general de UPA con el respaldo del 90% de sus bases.
Pero sin duda, lo realmente celebrable es que el paro agrario descendió en 2015 a tenor del resultado de la Encuesta de Población Activa.
Sin embargo, y para variar, el desempleo agrario está castigando fuertemente a la mujer, ya que si bien, el paro ha descendido un 21%, el desempleo femenino crece un 2%. Igualmente ocurre con la ocupación, que crece un 13,4% en el caso de los hombres, mientras baja un 1,24% en las mujeres, a pesar de que los convenios colectivos recogen cláusulas de igualdad entre hombres y mujeres.
El 45% del desempleo agrario se concentra en Andalucía que cuenta con 127.800 personas desempleadas, siguiéndole en importancia Extremadura con 21.400, y Castilla la Mancha con 15.400.
El buen dato de la encuesta no puede ocultar la realidad y es que el paro en la agricultura es un paro estructural, y que necesita de políticas específicas y un compromiso firme y efectivo de las Administraciones que garanticen un empleo lo más estable posible respeto de todos los derechos sociales y laborales de los trabajadores.
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