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Arias Salgado recuerda Perejil: "Benaissa preguntaba qué opinaba Zapatero"

El embajador español en Marruecos durante la crisis de Perejil rememora en Sin Complejos la crisis de la toma del islote.

Interés Nacional: Perejil, diez años después

El audio empezará a sonar cuando acabe el anuncio

Fernando Arias Salgado, embajador español en Marruecos durante la crisis de Perejil , ha pasado por los micrófonos de Sin Complejos en esRadio para rememorar los siete días de tensión entre Rabat y el ejecutivo de Aznar, hace ahora justo diez años.

Arias Salgado ha recordado en esRadio, para entrar en antecedentes, los problemas ocasionados por la visita a ese país de José Luis Rodríguez Zapatero, entonces todavía líder de la oposición socialista, una decisión que ocasionó un "problema serio de protocolo y de relación con los medios de comunicación".

En diciembre de 2001, y aún con Aznar en el Gobierno, Zapatero decidió viajar por su cuenta a Rabat para entrevistarse con el rey de Marruecos, Mohamed VI, y suavizar las relaciones con el país. Una visita, según Arias Salgado, que realizó pese al desacuerdo del Gobierno de Aznar, y que significaba la aceptación de Zapatero de las reglas del Gobierno marroquí y "hacerle el juego al Gobierno", algo que ocasionó serios problemas de estatuto.

Una vez allí, al todavía jefe de la oposición se le recibió con un "insólito" y "sorprendente" tratamiento de jefe de Gobierno que sorprendió incluso al propio cuerpo diplomático. "En Marruecos eran conscientes de esto, porque tienen muy buena diplomacia", comenta Arias Salgado. "El problema es si Zapatero iba a una visita privada u oficial, porque la idea del secretario general del PSOE era que se trataba de una visita privada. Mi idea era hacerle ver a Zapatero que no era posible, que en esos términos ya tenía que ser pública y que, por ello, tenía que asistir el embajador".

Tal y como recuerda Arias Salgado, "eso luego me costó problemas y disgustos, y cuando Zapatero llegó a la Moncloa lo primero que hizo fue cesarme". No obstante, y tal y como señaló en Sin Complejos: "Yo ayudé a Zapatero en todo momento, pero no se le puede ayudar  desprestigiando a la embajada".

Tal y como explicó, en la cadena de acontecimientos que seguirían hay, además, otro punto importante, que es la asunción por parte de España de la Presidencia europea durante seis meses, una responsabilidad que entonces era "mucho más importante que ahora", y que motivaría muchos viajes a Marruecos para celebrar allí diversas cumbres. El primer ministro marroquí, Abderramán Yusufi, era el "elemento democrático de las fuerzas del país".

"Ahí se gesta el problema, poco a poco, hasta llegar al 11 julio de 2002, la crisis de Perejil", a lo que se suma la Presidencia española y también la boda del Rey marroquí, a la que "habría que invitar a la Familia Real española". En Marruecos, dice Arias Salgado en esRadio, se "tenía la esperanza de que alguien fuera y al final no se concretó".

Hasta que "el 11 julio a las 11 de la mañana empieza a calentarse el tema alrededor del islote de Perejil, que no habíamos caído en que era importante para Marruecos". De modo que allí "deciden que deben ocuparlo. Una patrulla marroquí lo ocupa y se niega a marcharse y no deja que la Guardia Civil ejerza vigilancia. Marruecos no le da mayores pretensiones pero empiezan a actuar como en una ocupación menor".

Un hecho que en el contexto descrito y sin interlocutores válidos –dijo Arias Salgado en Sin Complejos- tiene un significado que "evidentemente no es amistoso" y sugiere una clara "intencionalidad". Los siete días de tensión que se produjeron son sobradamente conocidos. Arias Salgado revela, en este sentido, que durante la crisis "cuando hablaba con Benaissa (ministro de Exteriores marroquí hasta 2007) siempre me preguntaba qué opinaba de esto el señor Zapatero". El trato entre Benaissa y Salgado era fluido como correspondía a la relación que deben tener los diplomáticos.

Para el exembajador, y a pesar de que las relaciones de España con Marruecos son "buenas por definición", se trata de un país que, en definitiva, "quiere que gobierne la izquierda en España y la derecha en Francia. Ahora se sienten más preocupados porque es al revés". Arias Salgado decía que ese momento también, porque "la política exterior de Aznar era fuerte, con la alianza con Estados Unidos, y existía una sensación de que el Sáhara no estaba actuando de acuerdo a sus intereses, la autonomía."

Arias Salgado ha comentado que, entonces "había una información no confirmada sobre que también había intención de ocupar Chafarinas". Chafarinas es, tal y como explicó el exembajador, una isla inhabitada que para Marruecos tiene, sin embargo, una importancia capital "para la delimitación de espacios marítimos con Argelia, y porque puede haber petróleo, gas... Ellos no reconocen la soberanía españolas allí, consideran que esa y otras son ciudades marroquíes ocupadas. Esto tiene que saberlo la opinión pública española".

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