El caso de Sebastián no es el único, pero su relato pone los pelos de punta. Su mujer interpuso contra él una falsa denuncia por malos tratos, lo que le ha ocasionado estar más de cuatro años sin tener ningún contacto con su hija, ni si quiera telefónico.
Todo comenzó una noche en la que Sebastián acudió al domicilio de su ex mujer a dejar a la pequeña. Tras una "discusión por el régimen de visitas" y disponiéndose ya a marcharse se abalanzó contra él la pareja de la que había sido su esposa. Le propinó una brutal paliza que le ocasionó secuelas de por vida.
Esa misma noche acudió a denunciarlo a una comisaría de Policía cercana. Ambos –ex mujer y pareja – negaron los hechos. Pero ahí comenzó su pesadilla: al día siguiente, "ella me denuncia diciendo que llevaba tres años acosándola por teléfono", relata Sebastián En casa de Herrero.
Su denuncia iba asociada a una amenaza o soborno: "Me dijo que si quitaba la denuncia por agresión (a su pareja), ella quitaba la suya". Sabía que jugaba con ventaja, y es que, tal y como recuerda la víctima, "la ley protege a la mujer".
Durante un calvario judicial, que ha durado cuatro años y medio, Sebastián no ha podido hablar con su hija. La jueza prolongó esta orden, a pesar de que tanto las transcripciones de las llamadas entre Sebastián y su ex mujer, como los informes psicológicos de los peritos le daban la razón. Hasta que hubo "una declaración de divorcio" no pudo volver a tener relación con su hija, a través de un móvil que él mismo compró.
Ahora, gracias a la sentencia del Juzgado de lo Penal número uno de Granada, que le da sorprendentemente la razón, Sebastián ve reconocida la verdad de lo sucedido. "Yo no me esperaba esto en la sentencia, porque es como si el Liechtenstein está jugando fuera de España y gana 0-9; es muy difícil que haya un juez que tenga la valentía de decir la verdad".