Menú
Carta de amor

Amor al cine

A veces, muchas veces, hay un sentimiento más fuerte que el amor, el cariño, la admiración o la devoción.

Carta de amor: "Amor al cine"

El audio empezará a sonar cuando acabe el anuncio

A veces, dar las gracias es el gesto más bonito que podemos hacer en esta vida. Dar las gracias a todo aquello que nos ha hecho ser lo que somos; a aquello que nos cambió la vida, aquello con lo cual no podríamos imaginarnos y no veríamos el futuro como lo vemos. Por ello, porque yo soy yo gracias a muchas personas, a muchas situaciones, a muchos libros, a muchas cosas; quiero dar las gracias a quien nunca se lo he agradecido.

Por todas las horas que me han acompañado sin importarles que fuera en la madrugada, por la mañana, a la hora de la siesta o cuando a mí se me antojara. Porque nunca me dieron la espalda y siempre intentaron hacerme pasar un buen rato, aunque fuera llorando. Porque me han llevado a lugares desconocidos, me han enseñado pasajes de la historia nuevos para mí (aunque los modificaran un poco) y novelas hasta entonces ignoradas por mí.

Por todo eso gracias. Gracias al cine; porque me ha enseñado que hasta el más desagradable desprecio tiene su belleza; porque me ha mostrado que la felicidad y el humor están en todo lo que nos rodea; porque.... Porque me ha acompañado cuando nadie más lo hacía. Ellos me han ayudado cuando yo estaba mal y me han dejado acompañarles en tantas aventuras haciéndome participes de sus triunfos y de sus fracasos, de sus tristezas y sobre todo de sus alegrías.

No solo John Wayne no atravesaba el quicio de la puerta cuando devolvía a su sobrina a casa, pues yo impasible me iba con él sin decir adiós.

Alfredo Landa no se enfrentaba solo a los macarras que ocuparon su coche para colocarse, sino que "Germán Areta" sabía que podía pedirme ayuda si la necesitaba.

Yo era uno de los alumnos que desobedecía al malvado profesor y me subía al pupitre para decir "Oh, Capitán, mi capitán", sin importarme las consecuencias.

Yo he tarareado el ritmillo pegadizo de la banda sonora de "Mon Oncle" cuando he montado en bicicleta o quería hacerme el remolón cuando me tocaba barrer.

Yo competí contra James Stewart en Dodge City en el concurso de puntería por el preciado Winchester 73.

A mí me regaló el proyeccionista ciego de un pueblo siciliano la recopilación de los besos que le hicieron censurar y no me avergüenzo de haber llorado con ello.

Yo fui un alumno de "Merlín el encantador" aunque me tocó compartir clase con el rey Arturo.

Yo estuve con Joseph Cotten cuando nos despreció con su largo paseo Alida Valli en el cementerio de Viena.

Por todos estos momentos y por muchos más, muchísimos más, doy las gracias al cine. Al arte que me ha acompañado siempre y con el que siempre he soñado triunfar. Sin embargo, me conformo con disfrutar de los sueños hechos realidad de otros amantes del cine como yo y darles las gracias, estén donde estén.

José Torres 

En esRadio

    0
    comentarios