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carta de amor

Una chica tímida

Hace muchos años conocí a una chica muy tímida, tanto que era capaz de pasar por cualquier sitio sin que se dieran cuenta de su presencia a pesar de que no era fea.

Carta de Amor, "Una chica tímida"

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Era alta, tenía una melena que le caía por la espalda con reflejos cobrizos, tenía la piel tersa, los ojos con un brillo especial y sobre todo, y ante todo, lo que más me admiró de esa muchacha era que nunca perdía la esperanza.

Vivió épocas muy difíciles, se puede decir desde muy niña, pero siguió confiando en el futuro y tejía todas las noches antes de dormir "su historia", la que ella quería vivir, pero al día siguiente, cuando despertaba, esta joven "Penélope" deshacía lo tejido en la brumas del sueño y seguía peleando en la vida.

También es verdad, que para alejar la realidad, no muy agradable, la ayudaron mil personajes de los libros que leía sin descanso y eso le hizo un poco más llevadero el camino. Esa joven brillaba de un modo especial cuando el amor la sorprendió con su blusa fucsia y su traje de chaqueta gris y era un auténtico destello de alegría cuando entornaba sus ojos ante el implacable sol veraniego. Sin duda era la juventud y la promesa en persona.


Desde entonces, han pasado más de 30 años y esa joven, así se ve ella por dentro, ya no tiene el pelo tan largo, ni el talle tan fino, ni la piel tan tersa, pero hay algo que me sigue sorprendiendo en ella, que de momento, se cae y se vuelve a levantar y cierra los ojos, no ante el sol, sino ante la adversidad, y lo intenta, lo intenta de nuevo. 

Siguen ayudándola los personajes de sus libros, pero ante todo su maravillosa familia, la que creó en la vida real y no en sueños. Así que en este mes de abril que, no sé por qué, y de un modo muy intenso me acuerdo de ella, le mando un beso y un recuerdo dulce a aquella joven que hoy soy yo.

Pilar Lasheras Asensio

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