Bueno Sr. Sánchez. Pues que tenga un buen viaje y tómese el tiempo que quiera, por nosotros no se preocupe. ¡Ah!, y gracias por el descanso que nos deja.
Saluditos.
Peor que las Navidades es el fin de año. Inaguantable. Y como se celebra en casi todo el mundo: ¿adónde coño ir? ¿A la estación MIR? Y este año, de las uvas, simplemente paso. No pienso pasar más por ese estúpido rito imposible de cumplir; no hay quien se trague doce uvas a ese ritmo.
Quien pudiera irse a la Ruta Quetzal con esos dos... ;)
A Sánchez Dragó, que dice que le encanta el silencio, no para de hablar. Debe de tener un ego del tamaño de la catedral de San Pedro del Vaticano. Pero, como dice un amigo, es un pirado muy divertido.