Te escribo esta carta que no es para ti. No la leerás. La escribo por contarle a alguien, en este caso en un concurso de radio, nuestra historia, de amor. Sí, de amor, aunque tu no lo quieras llamar así.
Un amor secreto. Para mí rotundo, grande, precioso y a la vez doloroso. Para ti, no sé, atracción, cariño, amistad, no sé, nunca me ha quedado claro, ni me quedará.
Todo comenzó hará ahora veintiún años. Yo tenía 17 recién cumplidos, tu 19. Yo en tercero de BUP, tu primero de carrera. Una cita a ciegas, y... amor a primera vista. Me quedé completamente prendada de ti, tu estatura, tus gestos, tu forma de andar, de hablar, tan masculino. No se como explicarlo, pero yo sentí que eras el hombre mas guapo del mundo, que nunca encontraría un hombre así. Unos meses saliendo, llenos de ilusión, de alegría, de emoción... luego te dejé, no sé bien el porqué, tonterías de la edad, y al momento me arrepentí. Nadie ha llorado nunca tanto por querer estar con alguien y no poder. Que impotencia. Que desesperación. Después de eso, años de idas y venidas, tú: otras novias, yo: otros novios, pero siempre teníamos tiempo para vernos, para seguir en contacto, pese a que no teníamos amigos comunes, ni vivíamos en el mismo barrio, y cambiábamos de trabajo, de residencia... y de estado civil. Cada paso que dábamos en nuestras vidas nos alejaba mas, pero nosotros nos resistíamos, ¿Por qué?, ¿tu que crees?, ¿aún no te has dado cuenta de que es amor?
Poco después de casarme, quedamos un día para comer y ese día pasó lo que debería haber pasado antes, nos enamoramos (te juro que yo sí) te comía con la mirada, y tu a mi, no me digas que no... nos besamos. Nunca olvidaré como fue, estábamos ya en tu coche para volver a nuestros trabajos, ibas a arrancar y te grité "espera" y tu paraste y te dije "¿te puedo besar?" y tu: "por supuesto". Hacía que no nos besábamos quizás diez años, y desde ese día ya nos reconocimos nuestra atracción.
Que locura. Que pasión. Pocos días después me di cuenta de que estaba embarazada, (de mi marido). Aun así no pudimos frenarnos. Fuimos felices e infelices a la vez. No es de extrañar que yo pasase la depresión que pasé cuando nació mi hijo. Nadie lo sabía, pero era por ti. Mi amor secreto. Ahora, años después seguimos viéndonos, yo: enamorada, tu: erre que erre que no te separas. Te tenía que mandar a paseo, a veces, lo he hecho. Pero siempre volvemos. Eres mi mejor amigo, mi amante y mi vida. Mi mayor contradicción y a la vez mi mayor verdad. Ojalá un día te des cuenta de que me quieres y por fin se acaben tantos días sin ti."