
Buena parte de la vida en Cabanas gira en torno a su envidiable Playa de A Magdalena, que algunos comparan por su forma con la Concha donostiarra y desde la que se disfrutan los atardeceres más asombrosos de todo Ferrolterra.
Todo el arenal está protegido por un gran pinar, muy bien preparado para el paseo, el picnic o el ejercicio físico, y en el que resulta fácil disfrutar de las docenas de ardillas que corretean de rama en rama.
Incluso los chiringuitos, una figura nada tradicional en Galicia, están bien equipados en Cabanas y sirven buena cocina de la ría. Ya en la parte vieja del pueblo, la iglesia parroquial de Santo André de Cabanas presenta la peculiaridad de su fachada lateral, debido a lo angosto de su emplazamiento.
Los amantes del tren no pueden perderse el puente del ferrocarril que enlaza Cabanas y Pontedeume, justo sobre la desembocadura del río Eume. Metálico y de tres tramos, su origen se remonta a la inauguración de la línea a Ferrol (1913), pero su remodelación durante los años ochenta, con su característico color azul, le concede un aspecto casi cinematográfico.
La joya de la corona en el aspecto de patrimonio verde de Cabanas es el Parque Natural das Fragas do Eume, que es el bosque atlántico costero más importante que se conserva en Europa y donde habitan un gran número de especies autóctonas.
Cabanas es atravesada por el Camino Inglés desde Ferrol rumbo a Santiago de Compostela.
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