
Todo comenzó sobre las 00,15 horas de la madrugada del sábado, cuando una patrulla del Grupo Operativo Nocturno de la Policía Local de Lugo detectó que un establecimiento hostelero, situado en la rúa Fermín Rivera, se encontraba con gente en su interior.
Los agentes, según relata el comunicado del Ayuntamiento, escucharon desde el exterior "cánticos y voces" y observaron que la luz estaba encendida. Así, aunque "llaman repetidamente a la puerta", las personas en el interior se callaron y el responsable del local no abrió "a pesar de los continuos requerimientos y órdenes" dados por los policías.
Según informa el Ayuntamiento, el responsable del negocio se enfrenta a dos multas por infracciones a la Lei de Saúde de Galicia: una primera de hasta 60.000 euros por "no colaborar con agentes de la autoridad" e impedir la labor inspectora "con agravante de reincidencia"; y otra de 500 euros por mantener el local abierto al público más allá de las 18,00 horas.