Las altas temperaturas y el tiempo seco en esta época del año, junto con la falta de lluvias, son el caldo de cultivo perfecto para los incendios forestales. Si a esto le añadimos una climatología variable, como las inesperadas y fuertes rachas de viento en las zonas costeras y la mano de "involuntaria" de las personas, ya tenemos los ingredientes perfectos para la propagación de los focos de fuego. Contabilizando el último incendio, importante por su tamaño, las hectáreas arrasadas este mes se elevan a 1.000. Sin un dato preciso que permita cuantificar exactamente la superficie quemada, el impacto de los efectos devastadores por el fuego se elevan a más de 2.000 hectáreas en lo que llevamos de año. Los últimos focos, con un total de 524 hectáreas arrasadas en los incendios de Narón y Oza-Cesuras, las más de 176 de fuegos de menor importancia en tamaño y las 178 hectáreas quemadas en el municipio lucense de Quiroga. A estas cifras habría que añadir las 678 hectáreas desde que comenzó el año y antes de aparecer los incendios previos a Semana Santa, con 524 hectáreas pastas de las llamas. Además, toda Galicia sufre los efectos de 20 días sin lluvia tras un invierno seco, lo que ha provocado los primeros problemas de suministro de agua y la crisis en el campo por el forraje. Sin embargo, todo apunta a que habrá una tregua, ya que se anuncia la llegada de lluvias en toda la Comunidad este martes.
Aunque no estamos en el epicentro de la temporada de alto riesgo para los incendios forestales, el viento, el tiempo seco y las altas temperaturas inusuales por estas fechas continúan haciendo estragos en los montes gallegos. Una plaga que ha convertido en pasta de las llamas más de 2.000 hectáreas desde que comenzó este siniestro 2017 para la masa forestal y vegetación en Galicia.
Aunque la Consellería de Medio Rural informa de cómo evolucionan los fuegos, es difícil precisar con datos reales a cuánto se eleva el número de hectáreas arrasadas. Entre otras cosas, porque los focos de fuego saltan como las crispas de esmeril, sin control.
Este sábado se declaraban dos nuevos incendios en la provincia de Lugo, el que afecta al municipio de Quiroga y el registrado en Cervantes. En el primero, controlado a las 13:33 horas de este domingo, se han quemado unas 178 hectáreas de monte raso. El segundo, ya extinguido, los cálculos se aproximan a las 50 hectáreas calcinadas.
Con lo quemado en estos dos nuevos incendios hace que Galicia sume ya más de 1.000 hectáreas arrasadas en lo que va de este mes de abril, cuando aún faltan varios mees para que se inicie la considerada temporada de máximo riesgo de incendios forestales, fijada entre los meses de julio y septiembre.
Además de estos dos incendios, y de los extinguidos en O Irixio y Narón, como se dice vulgarmente Galicia arde por los cuatro costados. Es decir, hay un gran número de fuegos de menor tamaño pero que, dadas las altas temperaturas y el clima seco, pueden expandirse. En todo caso, a todas las zonas han sido desplazados efectivos para controlar estos focos.
Los incendios previos a Semana Santa se concentraron, prácticamente, en la provincia de Ourense, donde 457 hectáreas fueron pasto de las llamas en menos de una semana, a la que hay que sumar las que ardieron en esa provincia en lo que va de año.
Sin embargo, el cambio repentino del tiempo -principalmente debido a las fuertes rachas de vientos en las zonas costeras- llevó los fuegos durante esta semana a la provincia coruñesa y, en la primera mitad del mes de abril, un elevado número de hectáreas en varios municipios fueron pasto de las llamas. Más de cuatro focos, entre las provincias de Coruña y Ourense, llegaron a rebasar la cifra de las 100 hectáreas quemadas en Carballeda de Valdeorras (137), Lobios (100), Narón (444) y Boiro (120).
Todos pendientes de la lluvia
La situación es alarmante si no cambia el tiempo: bajan las temperaturas y, sobre todo, que aparezcan las lluevas. No solo para evitar los incendios, sino también porque las explotaciones ganaderas sufren ya los efectos de 20 días sin lluvias tras un invierno seco.
Sin embargo, en el horizonte se vislumbra una tregua. Según los datos de MeteoGalicia, la falta de agua desaparecerá en la tarde de este martes. Ese día el instituto que estudia los "caprichos" del tiempo predice que lloverá en toda la Comunidad gallega. Además, también avanza que las temperaturas en Galicia se situarán en los niveles lógicos de la primavera.
Una buena noticia, además de para combatir los incendios, para el campo gallego, en cuyas explotaciones comienza a hacer mella la ausencia de lluvias. De hecho, varios han sido los municipios ganaderos en los que se estaba detectando esta escasez. Lo mismo que en alguna población con el suministro de agua potable por el bajo nivel de los pantanos.