Tal y como estaba en la hoja de ruta, este lunes se ha consumado un hecho histórico en la patronal gallega. No hubo ni recelos ni amagos, y lo que se había dicho se ha cumplido. La Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) perderá a uno de sus miembros fundadores, al menos temporalmente. Así lo ha acordado este lunes la comisión ejecutiva de la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP), que ha aprobado la propuesta de su presidente, Jorge Cebreiros, de solicitar la baja provisional.
El máximo responsable de la patronal pontevedresa fundamenta esta decisión después de la "traición" -de la que una y otra vez Cebreiros habla- acometida por su homólogo en la CEG, Antón Arias, y la desidia de la organización respecto a los problemas del empresariado pontevedrés.
Es la primera vez en la historia de la patronal gallega, que oficialmente comenzó sus labores en 1981, que se produce una situación semejante. Ahora debe ser la asamblea de la CEP la que ratifique o no la decisión adoptada esta mañana, en la reunión que la permanente tuvo en Lalín.
Los estatutos de la CEG no recogen la figura de la baja temporal, pero Cebreiros ha mostrado su determinación a continuar formando parte de la misma. Eso sí, tras un "periodo de reflexión" en el que no acudirán a reuniones periódicas como junta de vicepresidentes, juntas directivas o comités ejecutivos. "Tenemos problemas serios", dijo el presidente de la CEP en alusión a los temas menores y cuitas entre bandos que se dirimen en los encuentros semanales en Santiago, donde está la sede de la CEG.
En otros círculos se habla también de un posible acuerdo entre organizaciones, como los club financieros de Coruña, Santiago y Vigo, para que emerja una nueva patronal o, en su caso, otra paralela. De todas formas, y aunque son puras especulaciones, no se descarta esta posibilidad.
Nadie duda de que la patronal gallega se enfrenta a una grave situación, incluida la propia desaparición de una organización que en poco más de año y medio ha tenido tres presidentes.