Desde que llegó a ser el inquilino mayor de María Pita, Xulio Ferreiro ha iniciado una cruzada contra la Autoridad Portuaria coruñesa. O, dicho de otra forma, contra los actuales máximos responsables del Puerto herculino. Primero fueron amagos para pasar a los hechos. Y de todas las ocurrencias del gobierno de la Marea que salen del Consistorio coruñés, una más no importa. Ahora, Ferreiro quiere ser un calco de lo que hizo -y está haciendo- la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que se dedica a consultar a sus conciudadanos por las cosas más raras. Pero gobernar, como en Coruña: nada de nada.
Pues lo mismo que en Madrid, donde los vecinos opinan sobre la remodelación de la Gran Vía o la Plaza de España, en Coruña serán los ciudadanos los que decidan con su voto cuál será el futuro de los muelles urbanos de la ciudad cuando éstos dejen de tener función portuaria y empiecen a ser desafectados. Ésa es, al menos, la intención del alcalde herculino, Xulio Ferreiro, que se ha convertido en una "fotocopia" de Manuela Carmena en Madrid, encargó ya a la asesoría jurídica del Ayuntamiento un informe para llevar a cabo la que sería la primera consulta popular de alcance que un municipio gallego lleva a cabo en este mandato.
Al margen de las consultas que los ayuntamientos del cambio están llevando a cabo de forma genérica a través de los presupuestos participativos, no existen precedentes reseñables de esta práctica en Galicia. En Coruña, la cuestión que se someterá a referéndum es crucial, pues cambiará la fachada urbana hacia la ría en las próximas décadas.
La propuesta de la consulta popular de Ferreiro es, en líneas generales, aceptada por la oposición, pero con matices, como elaborar las preguntas de la consulta al detalle, y hacerlo de forma consensuada.
El debate en Coruña está centrado ahora en las instalaciones de La Solana y el Hotel Finisterre, pero antes de que acabe la década la Autoridad Portuaria desafectará los muelles de Batería y Calvo Sotelo, y en la próxima el de San Diego.
Y mientras el primer edil coruñés se dedica a estos asuntos, los presupuestos para 2017 están sin aprobar. Y, además, él ha perdido la moción de confianza por la osadía de desafiar a la oposición. Esa misma osadía podría llevarlo a tener que dejar la alcaldía. Solo es necesario que sus "socios" socialistas asuman la responsabilidad que en ellos han depositado los coruñeses.