La Dirección General de Tráfico (DGT) inicia este lunes, 31 de marzo, una campaña de control de velocidad en Galicia, que realizará a lo largo de toda la semana, en la que incidirá mayoritariamente en las carreteras convencionales y en las vías urbanas. El objetivo es reducir la velocidad media en estas vías, disminuir los niveles alcanzados de grandes excesos de velocidad, así como concienciar a los conductores de la relación entre una velocidad inadecuada y los accidentes en el ámbito urbano e interurbano, que derivan fundamentalmente en atropellos de peatones.
Según informa la DGT en un comunicado, esta campaña -que durará hasta el próximo domingo, 6 de abril- estará gestionada por el Centro de Coordinación de Tráfico en Galicia y los jefes de subsectores de las cuatro provincias, quienes confeccionaron conjuntamente los recorridos a desarrollar para que el número de vehículos controlados sea mayor que el de campañas de años anteriores.
Así, la Dirección General de Tráfico recuerda que esta campaña no disminuirá la vigilancia en otros lugares. Además, siempre que sea posible, tanto los paneles de señalización variable como las pantallas alfanuméricas de los vehículos de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en las inmediaciones, advertirán a los conductores de la existencia próxima de controles.
El 23% de accidentes mortales interurbanos
De este modo, se busca conseguir que la velocidad sea considerada socialmente incompatible con la seguridad vial, que la consideración del exceso de velocidad como factor de riesgo adquiera el mismo nivel de aceptación entre los conductores que el consumo de alcohol o la falta de uso del cinturón o del casco, una realidad evidenciada por el porcentaje de accidentes en los que se aprecia la velocidad como factor concurrente.
La velocidad inadecuada se encuentra tras el 23,5% de los accidentes mortales en vía interurbana, y en zonas urbanas es igualmente determinante, ya que aumenta considerablemente el riesgo de muerte de un peatón tras ser atropellado, de ahí la importancia de la observancia de los límites y la vital participación de los ayuntamientos en las campañas.
A partir de 80 kilómetros por hora es prácticamente imposible que un peatón se salve de un atropello, mientras que a una velocidad de 30 kilómetros por hora el riesgo se reduce al 10 por ciento.
A esta incidencia negativa de la velocidad en la siniestralidad se suma la que tiene sobre el medio ambiente, sobre la calidad de vida y el consumo de combustible.
Pese a que la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil ha incrementado en más de un cien por cien desde el año 2000 el número de vehículos controlados, el objetivo de la DGT es conseguir una mayor reducción de la velocidad media que la lograda hasta ahora y disminuir los niveles alcanzados de grandes excesos de velocidad. Todo ello, teniendo en cuenta que llevar una velocidad adecuada podría evitar prácticamente una cuarta parte de los muertos en accidente de tráfico.