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Do-Re-Film: Alan Menken, el compositor de tu infancia odiado en Hollywood

Alan Menken es uno de los compositores que hizo renacer a Disney con éxitos como La Bella y la Bestia o La Sirenita. Y sin embargo, Hollywood lo odió.

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Alan Menken es uno de los compositores que hizo renacer a Disney con éxitos como La Bella y la Bestia o La Sirenita. Y sin embargo, Hollywood lo odió.
Fotograma de La Bella y la Bestia

Hoy vamos a reunir varias de mis pasiones: la música de cine, las efemérides, la animación y la nostalgia. Dedicaremos la sección a un compositor muy querido por todos los millennials, aunque no sepan su nombre, y odiado por otros muchos compositores.

Esta obertura es como zambullirnos en el mar, que no deja de ser adecuado porque es la música del comienzo de La sirenita. En pocos días se cumplen 35 años del estreno de esta película y por eso he querido hablar hoy de Alan Menken, el compositor de varias películas de la factoría Disney, todas ellas musicales, con canciones excepcionales que han ensombrecido la parte instrumental de esas bandas sonoras. Así que hoy no habrá ni un Bajo el mar ni Un mundo ideal: nos centramos en la partitura de Menken, como este maravilloso inicio de La sirenita, su primer trabajo original para el cine, ya que antes había adaptado su musical La pequeña tienda de los horrores. El letrista tanto de aquella como de La sirenita fue el talentoso Howard Ashman.

La Sirenita se suele citar como el arranque del renacimiento de Disney, ya que a finales de los 80 habían encadenado varios fracasos y este título recuperó su popularidad y llenó sus arcas. Claramente las canciones, inspiradas en el estilo calipso o en el cabaret berlinés, son absolutos clásicos. Pero la parte instrumental esconde auténticas joyas como la música que interpretan los marineros en la fiesta del barco, justo cuando Ariel ve por primera vez al príncipe.

Una pieza pegadiza, alegre, con un punto de tristeza. Es una banda sonora muy bella, llena de matices, con momentos espectaculares y románticos, y por supuesto memorables números musicales que contribuyeron al éxito de la película y que siguen siendo conocidos décadas después. La banda sonora ganó dos Oscar. La fórmula parecía asentada.

Si tuviéramos que escoger un sonido que representara la magia de los cuentos y las leyendas, sería sin duda la obertura de La bella y la bestia, a la que podríamos dedicar un esCine completo. Pura emoción, belleza y sentimiento en este extraordinario trabajo, culmen del cine de animación. Este inicio es estremecedor, con la narración de las vidrieras, y el preámbulo de los maravillosos números musicales, al puro estilo de Broadway, pero también de una partitura con momentos luminosos pero también oscuros, desvelando el complejo carácter de la Bestia, una persona bondadosa encerrada en un carácter y un exterior horrendos. El compositor y el letrista se implicaron en todo el proceso de escritura de guion y desarrollo de la historia, y por esta razón estamos ante una verdadera joya del género.

Una película, La Bella y la Bestia que cuenta con una pieza casi inédita. Disney ha editado recientemente muchas de sus bandas sonoras bajo el nombre The Legacy Collection incluyendo piezas descartadas o alternativas o no incluidas en la edición discográfica anterior. Algo especialmente relevante para esta obra que nos ocupa, pues salvo diez minutos, el resto de la película siempre está acompañada por la música.

Es el caso de la preciosa escena de la biblioteca, ese regalo con el que todos hemos soñado. La escena en que la Bestia le regala su biblioteca a Bella y que podemos escuchar gracias a esa edición ampliada. Hay que recordar el gran éxito que supuso: fue nominada al Oscar a la Mejor Película, el año que ganó El silencio de los corderos, y es la única banda sonora de animación que ha sido nominada al Grammy al álbum del año.

La Bella y la Bestia además fue la primera película de Disney doblada al castellano en nuestro país, con una calidad y un resultado memorable. Por detrás de todos estos éxitos, se vivía una auténtica tragedia: el letrista y amigo de Menken, Howard Ashman, falleció de sida antes de ver terminada la película, y fue su pareja, al recoger el Oscar a la Mejor Canción, el que visibilizó esa terrible enfermedad en plena gala.

Otra música inconfundible en la de Aladdin, cuya versión musical estamos ahora disfrutando en Madrid en un teatro de la Gran Vía. Una partitura con un carácter adecuadamente oriental, más cómica que las anteriores, pero con momentos también espectaculares, como el de la apertura de la cueva. Para esta película Menken le dio un tono que recuerda a la visión de Oriente del cine de los años 40, al estilo de El ladrón de Bagdad. La perfecta compañera para esta película que a veces pecaba de exceso de comicidad.

Tuvo que ser duro para Menken encontrar un colaborador a la altura de Howard Ashman, el testigo lo recogió el prestigioso Tim Rice, que había escrito las letras de los musicales Evita y Jesucristo Superstar. Con esta película ganó Menken otros dos Oscar, sumando un total de seis, lo que hizo que el gremio comenzara a mosquearse.

Pocahontas, otro título apreciable de Disney, pese a sus licencias históricas, cuenta con una banda sonora con momentos muy evocadores, con referencia a la música amerindia y con, hay que decirlo, estupendas canciones, con letra de Stephen Schwartz, el creador del musical de culto Wicked.

El enfado de Hollywood con Menken se debió a que en un corto periodo de años todos los Oscar de banda sonora iban para títulos de animación. Hemos hablado de los seis de Menken, pero también se llevó sus respectivos El Rey león. Alan Bergman, el mítico letrista de Tal como éramos o Yentl, era el presidente de la rama de la Academia de la música de cine. Alegando que la gente no estaba votando las partituras, sino las canciones, y que enfrentar El rey león y Forrest Gump era comparar peras y manzanas, partió la categoría en dos: Banda sonora de drama y Banda sonora de comedia como si de los Globos de Oro con las películas se tratara.

Aún pasó dos cosas: que Menken se llevó otros dos premios por Pocahontas, convirtiéndose en el segundo compositor más oscarizado de la historia, solo por detrás de Alfred Newman. ¿Qué más sucedió? Que los participantes y candidatos de otras categorías protestaron: ¿Por qué ellos y yo no? ¿Acaso es más difícil una banda sonora cómica que una dramática? Se dieron situaciones absurdas porque las películas animadas siempre eran consideradas como comedia o musical, como ocurrió con la espectacular y solemne banda sonora de El príncipe de Egipto. Así que solo cuatro años duró el invento.

Hablando de partituras dramáticas, El jorobado de Notre Dame es sin duda de la más serias, por así decirlo, de este compositor. Obviando a las supuestamente graciosas e innecesarias gárgolas parlantes, sorprende por la durísima historia de sus castigados personajes. Por los temas adultos que trata, por escenas como la de la humillación del protagonista, posterior a su coronación como rey de los bufones.

Todo un clásico que no es recordada como merece. Y la música es simplemente espectacular, con coros en latín, melodías de inspiración zíngara, por la etnia del personaje de Esmeralda, grandes orquestaciones, momentos íntimos y también sublimes. Sin duda el trabajo más ambicioso de Alan Menken. Como dato curioso, todos conocen la canción Sueña, de la banda sonora, que sin embargo no suena en la película ya que fue descartada. Sin embargo, suena una versión instrumental cuando Quasimodo enseña las vistas desde la catedral a Esmeralda, por lo que su mensaje permanece intacto.

Hércules, una partitura resultona y muy divertida que no obtuvo el éxito de las anteriores. Aunque siguió obteniendo buenas cifras, la crítica no fue tan benévola, la parte instrumental no estuvo tan inspirada, ya que nos ofrecía versiones instrumentales de las canciones y poco más, y los premios no le hicieron demasiado caso. Aunque debo decir que la canción De cero a héroe es uno de los momentos más hipnóticos y estrafalarios de toda la historia de Disney.

Y tras Hércules comienza el bache de Alan Menken tras una racha de 8 años de éxitos ininterrumpidos. Los siguientes musicales animados de Disney, como Mulán o Tarzán, contaron con otros compositores. Es verdad que Menken estaba muy entretenido componiendo para Broadway, ya fueran musicales originales o adaptaciones.

En 2004 volvieron a contar con él para uno de los títulos más olvidados de la factoría, Zafarrancho en el rancho, un enorme fracaso. Tres años después tuvo un poco más de suerte con Encantada, que en cierta manera parodiaba estos trabajos suyos que le habían traído tanta fama. Y en 2010 otra obra que merece mucho la pena.

Enredados está considerada la película de animación más cara de la historia siendo un exitazo y recuperando ampliamente lo que había costado. Aquí tuvimos de nuevo a Alan Menken en primera línea, con una banda sonora encantadora, romántica, cómica y con cierto sabor medieval. Las canciones no estaban mal, pero por supuesto, sin superar sus primeros trabajos de los 90. Después puso música a la versión de Blancanieves de Julia Roberts y a una película no precisamente infantil, La fiesta de las salchichas. Le encargaron Frozen pero por algún motivo dejó el proyecto. Hoy podríamos decir que Alan Menken vive de las rentas porque con la oleada de adaptaciones a imagen real que estamos viviendo, trabajo no le falta.

Es verdad que esas adaptaciones siempre suelen traer canciones nuevas pero que palidecen antes los clásicos que todos conocemos. Menken es un compositor relegado al cine infantil, cuando ha demostrado su pericia y talento con ese puñado de obras maestras que hoy hemos querido recordar. Ha cumplido hace poquito 75 años pero quizá le llegue su gran oportunidad. Nunca es tarde.

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