Vilar de Barrio es un municipio de grandes contrastes atravesado por la Vía de la Plata a Santiago de Compostela. Los paisajes de las estribaciones de la sierra de San Mamede, la frondosidad del valle por el que discurre el río Arnoia y la extensa llanura cruzada por los canales de riego de A Limia, donde se asentaba el lecho de la desecada Laguna de Antela en el siglo pasado, el turista puede llegar a creer que se trata de lugares muy lejanos entre sí, pero afortunadamente están todos en el mismo término municipal, y aportan una enorme paleta de colores a los ojos del visitante.
En la llanura de A Limia se cultiva su afamada patata de secano. En materia de patrimonio, Vilar de Barrio también tiene de qué presumir. Cuenta con dos castros enclavados en Bóveda y en Padreda. En Arnuíde se conserva un tramo de la vía romana que unía Ourense con la portuguesa Chaves y un magnífico puente romano que cruza el Arnoia.
Ya muy posteriores, del siglo XVIII, son dos espléndidos caseríos: el de los marqueses de Bóveda, en la aldea de Padreda, y el del señorío de los Gaiosos, en Bóveda. Entre el patrimonio eclesial deben citarse al menos la capilla de San Lourenzo y la ermita de los Dolores.
Aunque quizás el patrimonio que más llame la atención en Vilar de Barrio sea el etnográfico. A lo largo y ancho se conservan antiguas estructuras que dan testimonio del modo de vida tradicional, y sobre todo destacan los fotogénicos conjuntos de hórreos de A Edreira, Vilar de Gomareite, Padreda, San Miguel y Penouzos.