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Imponente y magnífica es Salvaterra de Miño, envidiable atalaya sobre el río Miño, frontera natural entre Galicia y Portugal.

Su fortaleza en plena villa, es una de las más importantes de Galicia, originaria de la Edad Media, símbolo del municipio y declarada de Interés Cultural en 1949. Un recinto de casi 10.000 metros cuadrados, con sus murallas y sus garitas, construido para defenderse de los ataques de los vecinos portugueses.

Destaca la capilla de la Virgen de la Oliva, puerta principal de acceso a la fortaleza y recuerdo de la ocupación portuguesa; y la casa del Conde con las llamadas cuevas de Doña Urraca, del siglo XII, con su escalera doble de caracol. Así como la iglesia de San Lorenzo, con su fachada renacentista.

A escasos metros de la fortaleza, el magnífico Parque da Canuda, 80.000 metros cuadrados con múltiples especies vegetales y una laguna central con barcas, completado por el paseo fluvial del Miño, que llega hasta la isla de Fillaboa, punto de partida de una ruta de senderismo por las riberas del propio Miño y su afluente el Tea, que pasa por el puente medieval de Fillaboa.

Más vistas panorámicas las hay desde Monte Castelo, con su ermita excavada en una enorme roca, o desde San Amaro. Y múltiples construcciones ejemplo de la arquitectura nobiliaria gallega: pazo de Lira (XIII); pazo-torre de Petán en Corzáns, que fue de Diego Sarmiento y Sotomayor; el Portal de la Inquisición, datado en 1668 y levantado por el inquisidor Bartolomé Barbeito; Pazo das Barreiras (XVII), Pazo de Fillaboa o el Pazo de San Mauro, del XVI. Salvaterra de Miño junto con Monção, en Portugal, forman una eurociudad.