"Hijo, no te cases, si todavía es pronto. Tienes que disfrutar y madurar. Y asegurarte de si esa chica es la adecuada". ¿Les suena? Probablemente hayan escuchado algo parecido en los últimos años. De hecho, este discurso es el más habitual, a derecha e izquierda, en la sociedad española desde los años ochenta.
Atrás queda aquella época en la que con 30 años, éramos solterones (o solteronas) empedernidos. Ahora, lo "normal" es empezar a trabajar pasada la veintena (sobre todo si uno es universitario), casarse más allá de los treinta (más bien 35) y tener el primer hijo con 40. Pero, ¿es también lo mejor desde un punto de vista económico? Pues no lo tenemos nada claro.