"No hay otro truco más que el trabajo". Lo intuíamos, pero Javier Campos, analista senior de Azvalor, nos lo confirma: detrás de las espectaculares cifras del último año, con subidas superiores al 35% para sus fondos cuando el mercado está cayendo a dos dígitos, sólo hay miles de horas de estudio. "Intentas saber más que los demás"; un conocimiento que te permitirá mantener la convicción en los momentos complicados.
Campos e Ignacio Olave han visitado Tu Dinero Nunca Duerme, en su versión podcast, para comentarnos su visión sobre la situación actual de los mercados. Y vienen rodeados de misterio. Porque tienen ese brillo en los ojos del que está viendo cosas muy interesantes... aunque no se pueden contar del todo por ahora. Eso sí, nos dan pistas muy buenas: "Cuando comienza la rotación", como ahora que algunas de sus apuestas han subido mucho de precio y ya no están tan atractivas, "la fábrica de ideas de Azvalor echa humo". Porque, además, se juntan las subidas de su cartera con las caídas del resto, el entorno perfecto para que los value echen la caña: "Estamos viendo cosas interesantes, que han caído mucho. La volatilidad siempre ayuda".
En realidad, podríamos decir que la volatilidad es el mejor aliado. Campos lo explica con un símil muy cercano al ahorrador medio: "En un mismo año, es habitual haya diferencias del 40-50% entre precios mínimos y máximos. Y a veces más". Si los mercados fueran tan eficientes como dicen los modelos, eso querría decir que una misma compañía pasa a valer un 50% más en unos meses. Y no sólo una compañía, sino todas, porque esas cifras de diferencia entre máximos y mínimos son una media. De hecho, en ejercicios muy movidos como el actual, podemos ver diferencias superiores al 1005 en unos meses. ¿Todas las empresas cotizadas ven movimientos en su negocio de esa magnitud en un solo ejercicio? ¿Tiene algún sentido esta variación en las cotizaciones? ¿Nos imaginamos que ocurriera lo mismo con el precio de una casa? Por eso, la labor de los inversores a largo plazo (en Azvalor aseguran que ellos lo son) es buscar compañías que en esas subidas o bajadas de repente se encuentran muy infravaloradas respecto a su negocio real, el que sostiene sus beneficios y su flujo de caja.
Nos ponen un ejemplo de una gran compañía española: "Meliá ha estado hace poco por encima de 8€. Esta semana estaba por debajo de 4,7€. Eso quiere decir que estoy comprando ladrillo y otros activos irreplicables, con más de un 50% de descuento. Porque, además, la compañía genera caja adicional con hoteles en alquiler y otros activos bajo gestión". Como tesis de inversión suena muy bien. ¿Responderá el mercado en la dirección que creen en Azvalor en los próximos años?
Olave se dirige al partícipe para asegurarle que las decisiones llegan después de "proceso riguroso", que les lleva muchas horas de estudio y poca preocupación por los movimientos cortoplacistas del mercado: "Los inversores están preguntando qué va a pasar. Pero es una pregunta un poco trampa. El inversor inteligente, como decía Benjamin Graham, es un realista que compra a pesimistas y vende a optimistas". Ellos quieren ser ese realista... este año, desde luego, pocos podrán poner un pero a los resultados de sus apuestas.
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