Hay gente que no se para a escuchar a su hijo, que no invierte tiempo en ello. Cuando son pequeños creen que no es necesario y, cuando son mayores, se sorprenden de que el niño lo rechace.
Es habitual, por ejemplo, que una hija, de la que sus padres poco han sabido a lo largo de su infancia ( cosas que le preocupaban, por ejemplo) no necesite comunicarse con ellos en la adolescencia.
Si no has hablado con tu hija durante su niñez, es muy probable que rechace hablar contigo a la edad de 14-15 años porque percibe que lo único que quieres es indagar sobre lo que hace o deja de hacer.
A las personas que no escuchan a sus hijos les diría que "la relación que un padre construye con su hijo determinará la forma en que su hijo se comportará el día de mañana".Una gran verdad que tendemos a olvidar
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