Recalamos de nuevo en Mondaríz. Hoy te contamos la leyenda del ciego y su zanfoña.
Cuando el castillo de Sobroso, situado en la parroquia de Vilasobroso fue conquistado por los árabes solo un viejo ciego osó fastidiarle el recibimiento al mismísimo Almanzor con el único arma que tenía: su zanfoña.
La osadía le costó muy cara; los soldados le cortaron las manos y lo decapitaron, y después tiraron en el hoyo del castillo sus restos. Aquella noche, cuando los soldados árabes con Almanzor al frente celebraban la victoria con una cena, una música interrumpió la fiesta.
Los soldados, sintiéndose burlados, volvieron a la busca del provocador. Después de muchas vueltas consiguieron dar con el lugar de donde procedía la música. En lo más profundo del hoyo, junto al cuerpo yaciente del viejo ciego, sus manos amputadas hacían sonar la zanfoña, y de la boca de la cabeza separada del cuerpo nacía un romance triste, muy triste.
Se dice por aquella comarca que cuando se presagia una desgracia para el país escuchan sonar aquella música que tanto importunó a los ejércitos del caudillo musulmán Almanzor.
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