Este municipio extiende sus dominios en la confluencia de los ríos Miño y Arnoia. Este último atraviesa el municipio y le otorga su nombre. Es un pequeño ayuntamiento de apenas 20 kilómetros cuadrados, donde destaca la iglesia parroquial de San Salvador fundada en 1612, que conserva en la fachada una hermosa ventana románica procedente del tempo primitivo y cuyo retablo es obra de un carpintero local. Cerca de la iglesia, la casa del priorato, hoy rectoral, del antiguo monasterio de San Salvador de Arnoia, que dependía del de Celanova y que ostenta las armas de la abadía fundada por San Rosendo.
En arquitectura civil, destacan construcciones como la Casa do Inquisidor en Remuíño, con el escudo de armas de la Inquisición, y la torre del reloj en San Roque, obra donada por la Sociedad Arnoia de residentes en Uruguay en 1940.
El valle del Arnoia, con sus viñas y su accidentado cauce, ofrece lugares únicos dentro del municipio, como el bosque de A Peneda, con abundantes alcornoques y las fábricas de electricidad recuperadas; o como sus múltiples áreas recreativas: Inquiau, en el medio del río; As Poldras, tras pasar el puente medieval de Oliveira, y Os Castelos, islotes graníticos en la desembocadura del río. Cuenta además, con aguas termales, aprovechadas por un hotel balneario con vistas al Miño. En cuanto a citas festivas, además de las patronales, destaca, cada vez con más poder de convocatoria, a Festa do Pemento de Arnoia, el primer domingo de agosto.
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