Decíamos las pasadas semanas que en unos meses la Covid-19 se habrá alejado, pero, más allá de las consecuencias políticas o económicas, habrá dejado huellas en nuestra forma de pensar y de vivir.
La huella psicológica del coronavirus a nivel individual va a depender del modo en que cada persona gestione esta situación, y de la red de apoyo social con la que cuente.
La huella a nivel grupal probablemente dependa de los lazos que se vayan creando, o de las conexiones que se vayan tejiendo entre sus miembros.
Al hilo de lo que decíamos hace unos días, y centrándonos en un aspecto muy concreto de las posibles repercusiones del confinamiento en las personas que se encuentran en sus casas, vamos a hablar de la Cabin Fever, que podríamos traducir como Síndrome de la Cabaña.
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