París ha sido esta semana el escenario en el que representantes de todo el mundo han puesto de manifiesto que el Cambio Climático se nos está yendo de las manos.
No hay que ser catastrofista, ni alarmista pero es evidente que ese cambio pasa por un calentamiento global que en pocos años, menos de un siglo, será de dos grados más de temperatura, y ese aumento tendrá consecuencias sobre hábitats y territorios difíciles de predecir. Y lo cierto es que no parecen muy positivas.
Y no es que lo digan los políticos, que también, lo confirma el El Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático, propiciado por la ONU, que aglutina miles de científicos que trabajan en ello desde hace años alertando del riesgo de la inacción.
Si en 1997, en KIOTO las propuestas políticas se centraron en el sector energético, en esta ocasión en París la agricultura y el sector forestal han tenido un papel destacado.
La ONU calcula que el 24% de los gases de efecto invernadero que el hombre expulsa a la atmósfera están relacionados con la agricultura, la deforestación y los cambios de usos del suelo. Cien de los 180 países que han presentado ante la cumbre planes de mitigación de emisiones incluyen medidas relacionadas con los suelos, bosques y agricultura.
No se trata de criminalizar la agricultura y los usos agrarios del suelo, como corren a gritar algunos mal llamados ecologistas. La agricultura ha ejercido presión ambiental y ha contribuido a agotar ciertos recursos; emitiendo gases de efecto invernadero, que son uno de los factores con más influencia en el cambio climático. Pero sobre todo, la agricultura realiza una contribución única: la de capturar el carbono atmosférico a través de la fotosíntesis, en forma de dióxido de carbono, que es el gas de efecto invernadero que más influye en el cambio climático. Por esta razón, la agricultura tiene un gran potencial para contribuir a mitigar el cambio climático, almacenando y secuestrando el carbono en el suelo y en la biomasa de las plantaciones perennes.
Esta es la baza que tiene que jugar el sector agrario si no quiere ser el cabeza de turco de las políticas de mitigación del cambio climático. Europa tiene poco margen, entiéndase territorio, para fomentar las masas forestales y compensar otros usos del suelo, a diferencia de Estados Unidos u otros estados más bastos en terreno y menos densos en población; y como a buen entendedor pocas palabras basta y esto del calentamiento ya es una negociación global, hay que, tomar parte activa en las negociaciones como ya han empezado a hacer algunas organizaciones y fomentar herramientas para mejorar esa capacidad mitigadora de la agricultura mediante tecnologías de cultivo eficientes y sostenibles.
Escucha este programa en cualquier momento y lugar a través de los podcasts de Libertad Digital y esRadio. Descarga nuestra aplicación para iOs o Android, visita nuestra página web en esradio.fm, o encuéntranos en Apple Podcast, Spotify, Podimo, Amazon Music, Youtube o iVoox. ¡No olvides suscribirte!
Este capítulo puede contener información comercial de anunciantes y/o marcas colaboradoras que contribuyen a la creación y difusión de nuestros contenidos. Gracias por colaborar con nuestras marcas colaboradoras.