¡Grande Manolo! No me extraña que cambies tanto de bombo; recuerdo los saltos que dabas sobre uno de ellos en el estadio de Sarrià, una vez acabado el partido de la final de la Copa de la UEFA RCD Espanyol-Bayer Leverkusen allá por el año 1988...Gracias de todo corazón por venir a animarnos entonces.
Deseo que te repongas lo antes posible.
Una por cada neurona.