Benjamín García Hernández, catedrático de Filología latina de la Universidad Autónoma de Madrid, escribió hace un año el libro El desafío de la rana de Salamanca: cuando la rana críe pelo. En él contaba su hipótesis sobre la figura más famosa de la fachada de la Universidad salmantina, pero no ha sido hasta esta semana cuando la noticia ha saltado a los medios.
Según Hernández, la explicación oficial, de que la rana sobre la calavera tenía un "elemento diabólico", como "representación de los pecados", no terminaba de convencerle, y tuvo una intuición: buscar qué tiene en común la rana y la calavera. La respuesta fue que la clave es lo que no tienen: el pelo. La idea le surgió del proverbio castellano "cuando las ranas críen pelo". En su opinión, lo que podría representar es que la rana está impidiendo que a la calavera "le vuelva a crecer pelo en el Juicio final", es decir, "está negando la resurrección de los muertos".
Tras recordar la fecha de construcción de la fachada, 1520, apuntó que ese pensamiento tenía que nacer de un "judío converso", de la secta de los saduceos. Después, descubrió que el proverbio, buscando en la tradición fraseológica griega y romana y en las lenguas románicas, tiene raíces sefardíes.
Hernández, en cualquier caso, recordó que su interpretación es sólo una hipótesis y que la fachada de la Universidad sigue siendo "un libro abierto" a "otras lecturas".