No siempre tengo tanta suerte de disfrutar de un espectáculo de luces cuando salgo a hacer fotos. Aquel junio de hace 2 años, sí. Gracias a la localización que me había descubierto mi buen amigo Juan García Lucas, decidí volver después de haber disfrutado dos semanas antes con Roberto y él de unas nieblas magníficas en el mismo embalse. Recuerdo que a última hora Juan no pudo venir y, finalmente, me acerqué hasta el embalse yo solo.
La jornada había comenzado con un cielo totalmente despejado según iba amaneciendo. Algo que para las fotografías de paisaje no suele ir muy bien. Tocaba realizar otros encuadres y otro tipo de fotos más abstractas. Debido a la gran sequía de ese año podías moverte con bastante facilidad por el embalse y cruzar por ciertas zonas sin peligro. Tuve suerte. Empezaba a amanecer. Según llegaba a aquel árbol que había visto desde la lejanía, unas nubes empezaron a acercarse. Aceleré el paso queriendo llegar al punto adecuado porque sabía que la luz podría ser especial. Como así fue. No duró mucho, apenas 2 minutos, pero suficiente para poder realizar varias tomas y elegir la mejor que fue ésta. Humo en el agua y Fuego en el cielo como la canción de Deep Purple.