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Paco Ureña: “Madrid me resucitó cuando estaba muerto taurinamente”

El triunfador de la Feria de San Isidro ha hablado en esRadio de lo que se siente al salir por la Puerta Grande y de recuperarse de perder un ojo.

Hablemos con Ayanta: Paco Ureña, triunfador de San Isidro 2019

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El torero Paco Ureña (Lorca 1982) recibió un puntazo en el ojo izquierdo mientras toreaba en la Feria de Albacete el pasado mes de septiembre a su segundo toro en un encierro de Alcurrucén. El diestro aguantó en el ruedo hasta que dio muerte al animal que acababa de dejarle tuerto. Ocho meses después cruzó el umbral de la Puerta Grande de Las Ventas por primera vez en su vida tras cortar las dos orejas al toro Empanado de Victoriano del Río en una faena muy sentida, con la plaza entregada y con una costilla rota al haber sido volteado por su primer toro. Además, como venía de cortar otra oreja en su primer compromiso con la corrida de Juan Pedro Domecq y otra en la de Alcurrucén, ha sido elegido triunfador de la Feria de San Isidro 2019.

En el programa Es la Mañana de Federico de esRadio el torero murciano ha asegurado que lo que le ha salvado es "el amor al toro". Ha dicho que "por él he sido capaz de superar esto e ir readaptándome día a día". Su reaparición fue apenas seis meses después del percance en Albacete en la plaza de toros de Valencia. El diestro ha contado que no le dio tiempo a prepararse porque poco tiempo antes tuvo que someterse a una operación para que le retiraran el ojo por el que había dejado de ver y que los médicos consiguieron salvar durante las primeras intervenciones.

Ureña también ha hablado de cómo se siente frente al toro. Ha dicho que su caso "es un poco excepcional" y ha reconocido que no es un torero "técnicamente perfecto". El torero murciano ha apuntado que "tiene un compromiso con el animal por el que a veces es difícil redondear faenas" porque "en la pelea" a veces no consigue abandonarse a él. Piensa que "lo bonito es conseguir emocionar a las personas que han ido a verte y poder contar tu historia".

Paco Ureña también ha contado cuál es la faena que de la que está más satisfecho. Ha recordado: "A los 40 días de ocurrirme lo del ojo estaba duchándome y me entró un ataque de ansiedad y pensé que no sería capaz de ponerme delante de un animal". El torero ha rememorado que tras el percance "estaba sin entrenar y había perdido 8 o 9 kilos" y que le entró "tanto miedo" que llamó a un amigo y a su banderillero y les convenció para que le llevaran a "torear y matar un novillo". Cuando estuvo delante del animal lo paró "por el mismo pitón" por el que recibió el golpe de Albacete y asegura que: "Ha sido la mejor faena de mi vida porque toree como creo que no voy a volver a torear nunca más en la vida". Ese día Paco Ureña despejó "todos los fantasmas" y se dijo que iba a ser capaz de reaparecer.

Por la Puerta Grande con una costilla rota

El torero murciano también ha recordado cómo fue salir por primera vez por la Puerta Grande de Las Ventas. Ureña lidió junto a Sebastián Castella y Roca Rey la corrida de Victoriano del Río el pasado 15 de junio y durante su primer toro se llevó una fuerte voltereta en la que se le fracturó una costilla. Al pasar a la enfermería "la fractura no se sabía muy bien como era" y "temían que se hubiese roto hacia dentro", ha contado Ureña. Contra el criterio de los médicos de Las Ventas, el torero salió a lidiar a su segundo toro. El resto es historia.

"Fue una satisfacción muy grande para mí pero ese día pensaba en la gente que ha estado a mi lado" ha afirmado Paco Ureña que ha dicho que él es "verdaderamente feliz" cuando torea. "Lo que recuerdo de ese día es torear y llegar un momento en el que fui capaz de abandonarme y entregarme total. Ese es el recuerdo más bonito que tengo", ha rememorado.

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Paco Ureña saliendo a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas.

Sobre su idilio con la plaza de Madrid y su afición ha asegurado que ha tenido "suerte" porque "ha vivido todo" en ese ruedo. "He vivido muchos, percances y fracasos y Madrid me resucitó cuando estaba muerto taurinamente", ha contado. "Tenía una única oportunidad el día de mi confirmación" y de no haber salido "me hubiese ido a casa a guardar ovejas con mi padre pero ese día salió lo que tenía que salir por tanto sacrificio y dedicación a la profesión".

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