Tú eras mi amante, mi amigo, mi amor. Teníamos muchos planes de futuro y de viajes que ya nunca podremos hacer, aunque hicimos otros muchos que yo recordaré siempre gracias a las fotos y a los diarios que guardo de cada uno de ellos.
Añoro las noches que pasamos charlando y mirando la luna. Las tardes viendo las puestas de sol. Nuestros paseos por la montaña con nieve, sol, lluvia (nada importaba si estábamos juntos). Tus caricias, tus besos y tu amor profundo hacia mí.
Cada día que despierto y no estás a mi lado, siento un nudo en mi corazón. Cada noche, cuando me acuesto, vienen a mi mente los recuerdos de tantas noches de amor que vivimos tú y yo, que apenas puedo conciliar el sueño.
Cuando miro al cielo y veo las estrellas y la luna, recuerdo las conversaciones de tus últimos días en que me decías "cuando mires al cielo, piensa que yo soy una estrella y que velaré siempre por ti". Y esa idea, algunas veces, me reconforta, y otras, siento un vacío infinito.
La nuestra ha sido una bonita historia de amor. Los doce años que he vivido contigo han sido y serán los más felices de mi vida, un regalo del cielo y viviré, siempre con ese recuerdo. También sé que, allá donde estés, nos reuniremos antes o después. Y, mientras tanto, sólo deseo que esos recuerdos me ayuden a vivir sin ti.
Mª Carmen