
Los trabajadores de una residencia de Olivares, en Sevilla, han pasado parte del confinamiento decretado en el estado de alarma con motivo de la crisis del coronavirus encerrados en el centro acompañando a los usuarios. Una decisión, la de no volver a casa, y quedarse con ellos en la residencia, que se tomó para evitar que el Covid-19 se extendiera por estas instalaciones, en las que viven personas que superan los 50 años de edad en su mayoría y con diversas patologías derivadas de su enfermedad.
Se trata de la residencia que gestiona la Asociación Sevillana de Protectores de Personas con Retraso Mental Gravemente Afectadas (ASESUBRPO). La gerente, Encarnación García Guerreo, ha contado al programa "Es la Mañana de Sevilla" de EsRadio, la experiencia. "Ha sido beneficiosa, fantástica, ha resultado positivo y ha salido todo bien, hemos ganado de la experiencia. Pero claro, ahora es fácil decirlo, cuando se tomó la decisión eran muchas dudas, dificultades y un horizonte muy negro", ha reconocido.
"Sabíamos que por mucho cuidado que tuviéramos éramos susceptibles de venir al trabajo contagiados, sin saberlo. El quédate en casa también lo teníamos que llevar a cabo en la residencia. Y, entre la vocación y el sentimiento de que esto es una gran familia, vimos que se podía hacer, era cuestión de organizarnos", añade.
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