En otras ocasiones era una delicia oír hablar a Montoro. Tenía las ideas claras y sabía cómo exponerlas, tanto a la ciudadanía como en el Parlamento (cuando le dejaban), donde era un auténtico azote del Gobierno.
Ayer fue un verdadero pestiño. Infumable. Más soporífero que Nacho Villa. Se notaba que estaba hablando sin convicción, que ésas no eran sus ideas, que ni él se creía lo que estaba diciendo. Y así, hablaba, hablaba, hablaba... para al final no decir nada, con gesto nervioso y ademán intranquilo, con la esperanza de que César Vidal no le volviese a poner en evidencia con preguntas comprometidas.
¿Y éstos son los que deben ser alternativa al Partido Socialista? Por favor, que paren el mundo, que me quiero bajar...
Entre reverencia y reverencia ante Rajoy, Montoro debería recordar, porque parece que sufre amnesia, que la economía es tozuda con la politiquería de 60 céntimos que está asumiendo el PP.
Con estos apoyos, que en nada han beneficiado al ciudadano (y ahí están las cifras), el PP solo está prolongando el sufrimiento y la desesperación de millones de españoles. En otras palabras, son COMPLICES de este gobierno incapaz, además de cobardes y defraudadores con quienes algún lejano día tuvimos la idiotez de votarles. Y ese día no se repetirá jamás en muchos de nosotros, así nos arruinemos todos y lleguemos a los 8 millones de parados.
Qué sensitivo este PP de Rajoy, tan tierno, tan aceitosillo, tan afectadillo. Este partido es tan flojo, delicado, servil, blandito, suave, aterciopeladillo, etéreo como una gasa y tan políticamente correcto que es políticamente CURSI.
¡¡Qué gente tan repelentilla ¿no?!!