Pues eso...
Que como a todos los políticos, a nuestro alcalde Alberto Ruiz Gallardón lo que en realidad le hubiera gustado ser es Gabriel García Márquez. Porque todos los políticos sin excepción llevan dentro un literato, y puestos a elegir, de corte progre. El mundo terrenal de la gestión municipal es poca cosa para un alma elevada y ambiciosa como la del Sr. Gallardón. Y claro... ¿Qué mejor sitio que el periódico El País para levantar el vuelo? En esta ocasión Gallardón se postula como el nuevo Mesías de Israel. Muestra el camino correcto al pueblo elegido. Según él, como amigo mirándoles a los ojos.
Es difícil ser humilde en los tiempos de Operación Triunfo y Sálvame, y nadie como un político para copiar el look triunfador del populacho. Pero hay cosas demasiado serias. Hay cosas demasiado graves, y el Holocausto no parece el mejor medio de afianzar votos y apoyos. Con hacer el trabajo para el que se le ha votado debería ser suficiente.