Construido entre pinos, castaños, robles y bosques de árboles mixtos, os presentamos Irixoa. Su parroquia de Ambroa aún guarda los ecos de los celtas en su historia. Un municipio alimentado por la agricultura, custodiado por la meseta lucense, rociado por el afluente del río Mandeo, al que llaman río Zarzo.
Irixoa deja su atractivo natural en manos de castros como los de Graña, Logra, do Castelo y el de Casal do Mouro; azuza la caza y la pesca e incita a visitar el paraje de Xelas desde la Parroquia de Mántaras (San Cosme de Mántaras). Un recorrido por estos lares es ir al encuentro de monumentos sobresalientes, tanto por el arte con el que se envuelven la Casa Rectoral, la iglesia de Churío, la iglesia de Verís o la ermita de Cela y la capilla de San Cosme, como por la arqueología que guardan bajo los cimientos.
Memorable en su sencillez, Irixoa brinda por su condición rural en la Feria del Árbol, en las Fiestas de San Cosme, San Simón, San Lorenzo y en las de los Milagros de Nuestra Señora.
*Última parada de esta temporada, en los concellos gallegos, de la mano de nuestro querido Juan Segade. Ha sido un placer. Gracias.
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