
La Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) presenta un paquete de propuestas para hacer frente al impacto de las imposiciones arancelarias en los costes de producción.
Ve preciso que las administraciones, "en el marco de sus competencias estatales y autonómicas, actúen sobre factores determinantes para el mantenimiento de la actividad empresarial y la competitividad".
"Hace falta más Europa, la Unión Europea es el mejor paraguas", subraya la patronal gallega, que recuerda que "ya, en su día, se propuso un paquete de medidas que incluía ayudas directas a sectores afectados, incentivos fiscales temporales, flexibilización normativa para facilitar la internacionalización y acciones urgentes en formación y digitalización".
Además, pidió que se actuara sobre los costes energéticos y logísticos, "que están siendo determinantes para mantener la competitividad".
En este sentido, el presidente de la CEG, Juan Manuel Vieites, incide en que "el mercado de EE.UU. no es fácilmente sustituible de la noche a la mañana", por lo que "más que ayudas" solicita "herramientas, como, por ejemplo, mayor gasto en promoción en mercados exteriores".
"Las ayudas del Gobierno de España son insuficientes, como también ocurre con las de la comunidad autónoma de Galicia; las ayudas deben ser directas y no condicionadas, focalizadas, especialmente si hay que cambiar de mercado", resalta.
Sin descartar "un riesgo real de deslocalización de empresas gallegas, si la situación arancelaria se cronifica y no se adoptan medidas paliativas", califica de "esencial" que haya "acompañamiento público en forma de liquidez, fiscalidad adaptada y apoyo en la diversificación de mercados".
Vieites añade que "siempre hay margen de mejora en la diversificación, pero también hay que reconocer que EE.UU. ha sido históricamente un mercado natural para muchos productos por razones de calidad, prestigio y rentabilidad". "Abandonar ese mercado no es una opción: lo que sí hay que hacer es ampliar horizontes sin perder competitividad donde ya somos fuertes", incide.
Según sus números, el mercado estadounidense representó en 2024 el 2,6% de las exportaciones gallegas, unos 801,47 millones de euros, con un incremento del 37% respecto a 2019.
Sin embargo, tras aplicar los aranceles ya en vigor y los previstos, estima un impacto económico negativo de hasta 236,93 millones de euros. Esta cifra no solo refleja pérdidas directas, sino también el "debilitamiento de sectores estratégicos" y el "posible retroceso de avances logrados en la internacionalización", según indica.
Uno de los sectores "más castigados" será, "sin duda, el de alimentación, bebidas y tabaco", avisa. Galicia ha visto cómo sus exportaciones en este ámbito se han disparado un 84% desde 2019, todavía de acuerdo con sus números.
"Especialmente vulnerables son las exportaciones de productos del mar, donde Galicia lidera a nivel nacional con un 33,66% del volumen y un 27,12% del valor total", añade. Mariscos, pulpo congelado, conservas de cefalópodos y mejillones, "en su mayoría libres de arancel" hasta ahora, se enfrentan a una "repentina pérdida de competitividad en su principal destino fuera de la Unión Europea".
Las semimanufacturas, que ya representan el 37,41% de las exportaciones de Galicia a EE.UU., "también sufrirán los embates de estas medidas", augura, con aranceles del 25% al aluminio y otros metales.
En el sector del automóvil, las cifras las califica de "alarmantes": en 2024, las ventas de componentes de automóvil a EE.UU. crecieron un 111%, "seriamente amenazado por los aranceles del 25% y el riesgo de desincentivar inversiones a medio plazo".
El textil gallego "también vive momentos de incertidumbre" y para la CEG "cabe esperar un incremento de los costes de producción, por la elevación de los precios de los bienes intermedios y las materias primas, que se trasladaría en parte al precio del producto final".
Insistiendo en la necesidad de reforzar el marco multilateral y el diálogo como vía de solución, entre las propuestas principales de la CEG están "aunar esfuerzos en el marco de la Unión Europea para tratar de minimizar el impacto en el mercado único, fomentando los espacios de diálogo y negociación, evitando la escalada del conflicto y velando por el cumplimiento de las reglas multilaterales que garanticen el equilibrio en las relaciones internacionales".
También propone "evitar caer en dinámicas que potencien la proliferación de medidas proteccionistas que perjudican el comercio mundial y que lastran el desarrollo y la prosperidad de todos los territorios".
"Diversificar nuestros mercados, pero también seguir promocionando e impulsando nuestros productos en Estados Unidos por su papel como principal receptor de nuestras exportaciones fuera de la Unión Europea", explica.
Pide "mitigar el impacto en los costes de producción de las empresas que se derivan tanto de la adopción de medidas arancelarias, como de un tipo de cambio respecto al dólar estadounidense desfavorable para Europa".
Adoptar políticas fiscales "para que las empresas, especialmente las pymes, no vean amenazada su cuenta de resultados y en muchos casos, su supervivencia", es otra de las medidas que apunta.
En concreto, reclama actuar sobre impuestos directos e indirectos "para aliviar la presión, incorporar mayores facilidades para el pago y para el aplazamiento de deudas tributarias y rediseñar un régimen fiscal simplificado y atractivo que evite la deslocalización de actividades y atraiga inversiones e iniciativas emprendedoras".
Reducir la dependencia de los combustibles fósiles y por lo tanto de terceros países, así como favorecer el establecimiento de precios más asequibles que sirvan para incrementar la competitividad del tejido productivo y el bienestar social es otra de las actuaciones de su paquete de medidas.
Igualmente, aboga por "desarrollar acciones que faciliten el crecimiento de las empresas gallegas, dada la relación directa que muestran diversos estudios entre la propensión exportadora media y el tamaño de las empresas".
"Proteger la actividad económica, el crecimiento y la generación sostenida de empleo, respaldando a las empresas en este entorno de incertidumbre y evitando que cualquier medida adoptada en el ámbito laboral introduzca rigideces y costes adicionales", añade.
También apuesta por "instrumentalizar las medidas de apoyo al tejido productivo también a través de líneas de ayuda directas, ágiles y flexibles en cuanto a exigencias y condicionantes, para no mermar su efectividad".