"Pocos creadores tienen la suerte de contar, junto con una obra estrictamente literaria, con otra de tipo 'legislativo'. Carlos Casares figura entre ellos. En su bibliografía hay que incluir la Ley de Normalización Lingüística". Así arranca el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, su artículo 'Palabras para un país', con motivo del Día das Letras Galegas, en el que erige la lengua "en punto de encuentro".
En este artículo, el presidente incide en que, como todas las leyes, ésta constituye un trabajo "colectivo", pero constata que el "talante" de Casares está "presente". Y es que, para Feijóo, "nadie más alejado de dogmatismos que aquel escritor que decidió participar en el nacimiento de la democracia gallega para servir de puente entre las diversas ideas de Galicia presentes en aquel histórico momento".
"Ese puente permite que una de las leyes más importantes en los primeros pasos del autogobierno nazca acariciada por el acuerdo", continúa el presidente, "optimista pero no conformista" con la situación actual del gallego y convencido de que contemplar "lengua y unidad" es "capital" para "entender el modelo de recuperación del idioma".
"Se optó por establecer un binomio entre lengua y concordia, abandonando otro que asociaba legua y conflicto. Pasados 34 años desde la aprobación del marco legal de la normalización lingüística, podemos afirmar que Carlos Casares y los otros inspiradores de la misma, acertaron plenamente", agrega.
A su juicio, es "inútil" buscar otra época en la que el gallego "tenga unas posibilidades como las que tiene hoy". "Podemos afirmar que vivimos en los sueños de los que anhelaron para nuestro idioma una situación que dejase atrás la precariedad de tantos siglos. Tampoco es una tarea fácil encontrar en el mundo democrático de hoy lenguas con la dimensión de la nuestra, que gocen de una mayor fortaleza social, cultural, educativa y legal", reivindica el presidente.
"Queda mucho por hacer"
La conclusión de comparar la situación del gallego con el pasado y con el presente, subraya Feijóo, "tiene que ser optimista". "Optimista pero no conformista", matiza, antes de esgrimir que "queda mucho por hacer" y de señalar, por ejemplo, la "plena incorporación" del gallego a tecnologías que "también modifican la forma de pensar, algo que preocupaba a Carlos Casares".
"La cuestión es si seguir adelante en el camino de la normalización manteniendo nuestro propio modelo, aquel modelo consagrado en el Parlamento de Galicia en el año 1983, o emular otros que, además de ajenos, resultaron ser poco aleccionadores", proclama.
"Convivencia"
Núñez Feijóo reivindica que el país decidió "tomar ejemplo de sí mismo para construir su convivencia, su autonomía y también para recuperar un idioma sometido a muchas noches de piedra" y "no se equivocó".
Y es que, recalca, "en poco más de tres décadas" se logró "revertir un decaimiento lingüístico que duraba siglos", sin "alterar la unidad del pueblo" ni hacer de la lengua "un motivo de fricción social".
"Lo conseguimos sin caer en ese error que consistiría en aplicar en defensa del gallego las ideas dogmáticas que desagradaban al autor de 'Un país de palabras'", ensalza, antes de reconocerse entre los "deudores de una generación de galleguistas que defiende una idea no patrimonial de Galicia y su idioma".
El presidente gallego sostiene que esa "generosidad" permitió que varias generaciones de gallegos fuesen educados con un principio "básico" para que se pueda "hablar de auténtica comunidad: la existencia de puntos de encuentro". "Galicia los tiene y uno de ellos es la lengua. Nadie es dueño de la misma, es de todos y todos contribuimos a ella con la democracia del habla", asevera.
Una Galicia "plurilingüe"
Feijóo cita las palabras en las que Casares reivindicaba que, con "una mente abierta al mundo" se está "en el mundo", mientras que si se tiene una mente "cerrada", da lo mismo "vivir en Nueva York o en cualquier otro sitio". A su entender, esa "mente abierta" que caracteriza a los gallegos permite al pueblo y a su lengua "estar en el mundo".
"Somos muchos los gallegos que compartimos esa confesión que hace Carlos Casares de haber vivido su infancia y juventud en un contorno bilingüe sin saber que era bilingüe. Y somos también muchos los gallegos que aspiramos a que los niños de 'A Galiña Azul' vivan en su futuro en una Galicia plurilingüe sin darse cuenta de que lo es", reflexiona, convencido de que Galicia será así "más rica".
"Carlos Casares es uno de sus artífices. Nos dejó muchas palabras para nuestro país, las mismas que usamos en este 17 de mayo para darle las gracias", concluye.