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Irresponsabilidad dañina

La política “de altura” no es el camino a seguir por parte de don Martiño, pero él cree todo lo contrario y nadie se atreve a desengañarlo.

Lo que ocurre desde hace tiempo en la plaza de O Toural reclama mucho más rigor y seriedad que pedir ahora que incapaciten al sintecho Manolo Santillana. Las medias verdades e incluso las mentiras para intentar ocultar la realidad ponen al descubierto al gobierno de Raxoi. El mismo que preside Martiño Noriega que, además de político vocacional, es médico de profesión y debería conocer perfectamente cuál es el diagnóstico de Santillana y de otros que, como él, también han "acampado" en la emblemática plaza de la capital gallega.

Como doctor, el alcalde santiagués sabe del problema de salud que padece esta gente. Y como político, sobre todo por el puesto que ahora ocupa, tuvo y tiene el poder suficiente para resolverlo sin dañar la imagen de la ciudad que dice representar y, especialmente, de tener un poco más de humanidad. Al menos, uno cree, es algo que se presupone tienen los que se hacen médicos.

La irresponsabilidad exhibida por el gobierno de Compostela Aberta no es discutible porque es constatable. Pero lo mismo que con otros asuntos que atañen al bienestar de la ciudad, desde la típica fochanca hasta las infraestructuras, pasando por el enfrentamiento con la Iglesia o el reclamo del canon turístico, Noriega y su gente han demostrado en estos casi dos años de gobierno que no están preparados. Y si lo están, algo de que uno duda, son muy mal intencionados con la gente del común. Es decir, con los santiagueses.

Una cosa es teorizar -de eso sabe él y su mentor, el que jamás llegó a nada ni jamás hizo nada- y otra muy distinta gestionar. El caso es que la política "de altura" no es el camino de don Martiño, pero él cree todo lo contrario y nadie se atreve a desengañarlo. Y eso solo tiene una consecuencia: irresponsabilidad dañina.

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