El divorcio de Gran Bretaña y la Unión Europa iniciado este miércoles ha generado una intensa disputa previa por los bienes gananciales con visos de intensificarse. Entre innumerables disquisiciones, Bruselas deberá decidir dónde se realojan dos organismos como la Autoridad Bancaria Europea y la Agencia Europea del Medicamento, ambas con sede en Londres, según publica este jueves La Voz de Galicia. El diario señala que España, como quinta potencia farmacéutica en el continente, se posicionó ante la UE para tratar de acoger a la segunda entidad, que se dedica a evaluar los medicamentos de uso humano y veterinario que se comercializan, y así empezó una carrera de media docena de ciudades que, con distinta vehemencia, se han postulado para atraer una agencia en la que trabajan unas 800 personas y que mueve decenas de grupos de investigación.
Galicia, con la boca pequeña, levantó la mano el pasado verano y la mantiene en alto, según confirman desde la Consellería de Sanidade, pero condiciona su candidatura a que España sea nombrada heredera geográfica de este organismo, "que es la prioridfad". Sin embargo, Mariano Rajoy, en medio del desafío soberanista de Cataluña, ya se ha pronunciado inequívocamente: el Gobierno va a "dar la batalla" para que la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en sus siglas en inglés) se vaya a Barcelona, al abrigo de sus 90 fabricantes, que representan un 3,3 % de la industria de España, empatada con Madrid en actividad.
Sin restarle méritos a la candidatura catalana -competirá con Viena, Copenhague, Estocolmo y Dublín-, a los investigadores gallegos les sabe a poco el empuje detectado a todos los niveles para luchar por una agencia "para la que indudablemente reunimos méritos", sentencia José Ramón González Juanatey, apunta el citado diario.
El cardiólogo y catedrático de Medicina noiés no oculta su rabia por esta decisión "inaudita" que, a su juicio, ha dejado de lado los criterios técnicos y de capacidades para responder a una crisis política, laminando "cualquier tipo de debate". "Y yo me niego a que sea así", sostiene.
Juanatey, que fue asesor de la EMA, admite que esta predisposición política para señalar a Barcelona como única candidata española ya le ha costado "discusiones" en foros sanitarios, y cree que la Consellería de Sanidade tiene la obligación de dar la cara por un sector que, a su entender, brilla en las investigaciones "y también a nivel industrial", con ejemplos relevantes.
Sobre este último aspecto es algo más escéptica María José Alonso, catedrática de Farmacia de la Universidad de Santiago, que ve dos debilidades en la candidatura gallega: la falta de un sector comercializador, que sí está asentado en Cataluña, y las comunicaciones. "He estado alguna vez en la sede de Londres y es sorprendente la cantidad de gente que mueve", afirma la prestigiosa científica, quien advierte que sus colegas europeos no tienen tan claro que la agencia se venga para España.
Con todo, Málaga, otra de las ciudades aspirantes, presentó ayer una plataforma para hacer fuerza junto a colegios profesionales, organizaciones sociales y representantes sanitarios, mientras Madrid, Granada o Alicante también se postulan, aunque ninguna tiene padrinos en Moncloa.