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El buen vino no hace daño

Pero todo sobre el eurodiputado y el senador es un malentendido. Porque el buen vino, aunque solo sea una vez al año, no hace daño.

El Tribunal Supremo no considera delictivo que el eurodiputado del PSOE José Blanco y el portavoz del PP en el Senado José Manuel Barreiro recibieran botellas de elevado precio como regalos navideños del presidente del Grupo Monbus, Raúl López, investigado judicialmente. Este asunto del Supremo me trae a la memoria a la última encuesta del CIS. Verán el porqué de la cosa.

Algo no parece cuadrar en la relación entre la ciudadanía y sus representantes políticos. Mientras los militantes de los partidos caen y las encuestas dan cuenta no solo de un deterioro en la imagen de los políticos, sino también del distanciamiento de sus iniciativas con las prioridades generales, los propios partidos incrementan el gasto de una economía que no tienen; de ahí a la financiación ilegal para captar más ingresos solo hay un paso.

Esto, más o menos, es lo que viene a decir ese panfleto que se llama CIS, del que no hace mucho salía su última remesa del horno. El barómetro oficial del Estado muestra, una vez más, la desconfianza de la ciudadanía hacia los políticos, que vinculan con los casos de corrupción.

Bajo este escenario, marcado además por una serie de denuncias e investigaciones sobre financiación irregular y tráfico de influencias, no resulta sorprendente que los partidos políticos exhiban una merma de militancia, como tampoco llama la atención que tanto las mismas organizaciones, como sus dirigentes o cargos institucionales, lideren por años las encuestas sobre desconfianza ciudadana.

Antes de generar condiciones que les permitan subsistir pese al rechazo ciudadano, los partidos y sus dirigentes debieran tomar nota del mensaje de la ciudadanía que supone el escaso interés por las organizaciones políticas y el nulo respaldo de las encuestas de opinión, acercando sus objetivos a los intereses del electorado, aumentando su transparencia y centrando su actividad en el interés general y no en el particular. Pero todo es un malentendido. Porque el buen vino, aunque solo sea una vez al año, no hace daño.

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