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Chupar cámara

Demasiada demagogia y poca canela. Ni BNG  ni En Marea han aportado nada para solucionar los problemas que llevan a O Hórreo.

No podemos engañarnos. La política, ni siquiera la más próxima, ya no levanta pasiones entre el personal. Nada que ver la expectación con que se seguían en otros tiempos la actualidad y los vaivenes de la cosa pública, con la indiferencia, hastío casi, que muestra la ciudadanía ante acontecimientos supuestamente tan importantes con el futuro de Ferroatlántica o la sanidad pública. Temas utilizados, por cierto, por dos nuevos líderes con demasiada demagogia y poca canela en el Parlamento gallego.

Cierto que este desinterés puede ser efecto de la pura normalidad, pero no es menos cierto que una parte de responsabilidad por esa desafección viene dada por el comportamiento repetitivo, previsible, lindante con el postureo, de los protagonistas de la nueva, pero también vieja oposición.

Tampoco es menos cierto que al menos entre los gallegos la política suele ser menos histriónica que del Cebrerio para abajo. Aquí se ha cumplido, al menos los que gobernaron en las dos últimas legislaturas han vuelto a revalidar la mayoría absoluta, y eso, además de ser un reconocimiento, garantiza estabilidad.

No sería justo afirmar que los debates en las últimas sesiones del Parlamento gallego hayan sido juegos florales ni de guante blanco. Sin embargo, en los dos últimos plenos asistimos a un bochornoso espectáculo: la utilización por parte de la oposición de temas muy delicados con fines electoralistas. Porque ni BNG ni En Marea han aportado nada para solucionar los problemas que llevaron a O Hórreo. Pero chupar cámara llevando invitados al Parlamento y montar una pimpinela en cada sesión lo hacen bien portavoces de estos dos grupos. Es para los que valen.

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