El móvil de Diana Quer, la única prueba física de un caso que ya superó los cinco meses de duración desde que la joven madrileña desaparecida el 22 de agosto en su localidad de veraneo, A Pobra do Caramiñal, ha pasado a un segundo plano en la investigación. El dispositivo fue localizado, el 27 de octubre, por un mariscador en las proximidades del muelle de Taragoña y, desde entonces, se encuentra en la sede de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, en Madrid, según publica La Voz de Galicia.
Agentes especializados lograron extraer las piezas principales para reutilizarlas tras un complejo proceso técnico. El objetivo era recuperar las conversaciones escritas que la joven mantuvo en las últimas horas antes de su desaparición, y principalmente a través de la aplicación Whatsapp. Pero las ansias de encontrar información concluyente se truncaron una vez más, y los agentes, que realizaron un completo trabajo, no lograron datos concretos que permitan relacionar directamente a alguien con esta desaparición o, tan siquiera, que pudieran, al menos, revelar qué pasó aquella madrugada, apunta el citado diario.
La Guardia Civil, antes de Navidad, tuvo acceso al código PIN de la tarjeta del móvil, que fue facilitada por la madre de la joven, Diana López-Pinel. Los datos que figuraban en dicha tarjeta se antojaban cruciales, ya que a través de ella se esperaba poder recuperar los últimos mensajes. El resto de la información almacenada en el celular, dado que el móvil estaba clonado con una tableta, ya estaba en manos de los agentes.
Este nuevo callejón sin salida en el caso Diana Quer coincide con una fase de la investigación en la que la Guardia Civil está volviendo sobre pasos ya dados para analizar datos que, en su día, se descartaron, como pueden ser los relacionados con los feriantes.