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Jugar con la alcaldía

La cerrazón de Ferreiro al diálogo para aprobar los presupuestos demuestra la inmadurez política de un regidor al que le regalaron la alcaldía.

Nadie puede negar que el ultimátum lanzado por Xulio Ferreiro al PSOE coruñés es una operación de altísimo riesgo político, lo mismo que también hay motivos más que suficientes para que los socialistas hayan decidido forzar un recurso tan singular y extremo como es la moción de confianza del alcalde y su equipo. Porque de ahí a la moción de censura solo hay un paso.

No hay que olvidar que el PP, en su momento, le pidió al PSOE presentar una moción de censura. Obviamente, los socialistas no hicieron caso a una oferta tan envenenada para su propio desgaste. Pero tal y como está ahora mismo el grupo socialista, el regidor Ferreiro es el que está jugando con fuego.

Con su desafiante invite -más bien una provocación con fanfarria-, el todopoderoso líder de Marea Atlántica he perdido la visión de lo que es el diálogo en política. Y también en tender la mano para negociar con los demás grupos de la corporación coruñesa.

No debería de haber llegado a este punto tan extremo; pero, si se consuma la pérdida de confianza, de la amenaza, Ferreiro puede pasar a la oposición. No debe olvidar el alcalde que su responsabilidad es gobernar para todos los coruñeses, y no solo para unos círculos cada día más cerrados.

Su cerrazón al diálogo para aprobar los presupuestos demuestra la inmadurez política de un regidor al que le regalaron la alcaldía. Y Ferreiro no debería jugar con ella.

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