Luis Villares será quien encabece la llamada lista central de consenso para configurar la dirección política de En Marea, compuesta por 35 miembros y de la que luego saldrá una ejecutiva de 13. El magistrado en excedencia podrá formar parte de ella, dado que como portavoz parlamentario es miembro de pleno derecho con voz y voto de ese órgano, pero su liderazgo pleno e indiscutible en el partido no está del todo garantizado. Al menos de momento.
Luís Villares será portavoz de En Marea, pero no el único. Y aquí está ahora el gran caballo de batalla. Marea Atlántica, el grupo de Coruña liderado por Xulio Ferreiro, cuenta con el apoyo de una parte de Podemos y de Esquerda Unida para que exista más de una portavocía que pueda marcar el terreno a Villares y, en consecuencia, desmarcarse del modelo clásico de los partidos, en los que el liderazgo parlamentario y orgánico recaen en la misma persona. Dependiendo del número de coportavocías y del perfil de las personas que las ocupen podrá determinarse cómo de despejado tiene Villares el terreno para ser el verdadero líder político de En Marea.
El propio diputado, este sábado, se mostraba muy comedido con el resultado de una negociación que ha demostrado mucha menor cohesión interna de la esperada. A la lista central, donde están casi todas las grandes fuerzas de En Marea, se sumarán dos minoritarias. Una de ellas liderada por el diputado Davide Rodríguez, y en ella están personas afines a Anova. De la otra formarían parte miembros de Cerna.
Cada una de las tres listas tendrá en el Consello das Mareas la parte proporcional de apoyo que recabe en las primarias. La candidatura central, liderada por Luís Villares y de la que forma parte también Iago Martínez, de Marea Atlántica, tendría, según los cálculos internos, más de un 80% de los apoyos. Será después la dirección, es decir, el Consello das Mareas, el que se encargue de designar la ejecutiva y de dirimir el número de portavocías.
Aquí está gran parte del juego ahora, porque Luis Villares podría acabar con una portavocía institucional mientras que Marea Atlántica o alguno de sus afines se haría con la portavocía política. Este pulso, abierto desde el inicio del proceso, explica las maratonianas negociaciones del viernes. Se trata de una pugna cuyo desenlace sigue sin aclararse.