La Policía ha trasladado en la tarde de este martes -sobre las 16:00 horas- al único detenido por el asesinato de Ana María Enjamio Carrillo para realizar registros en la casa de sus padres donde se sospecha que pudo haber ocultado el arma homicida, el teléfono móvil de la víctima, Ana María, y la ropa ensangrentada. La inspección en Candeán duró poco más de una hora. César Adrio, compañero de trabajo de la joven con la que mantuvo una breve relación, permanecía retenido en los calabozos de la Comisaría de Vigo desde este lunes.
Este lunes aún no había aparecido ni el arma homicida ni el teléfono móvil de la víctima. Salvo sorpresa de última hora, será mañana miércoles, confirmó el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), cuando César Adrio, que en la actualidad vivía con sus padres en el barrio de Fonte Escura de Candeán, sea puesto a disposición de la juez viguesa especializada en violencia de género. Casi en el límite de las 72 horas.
El mismo sábado, horas después del crimen, este hombre, tras ser requerido, acudió voluntariamente a testificar a comisaría. Todavía no tenía la condición de sospechoso.
En esos primeros momentos habría referido que aquella noche, tras la cena de empresa navideña a la que también había ido la víctima, se fue para su casa. Sobre lo que ocurrió las horas después señaló que se duchó y que fue a Vilagarcía, donde vive su exmujer, a recoger a sus hijos. Pero ya en esa jornada, ante los primeros indicios recabados, adquirió la condición de investigado para la Policía -de hecho en las dependencias se personó su abogado- y a última hora de esa tarde se registraba su Renault Megane, el mismo con el que había ido hasta comisaría, y la casa en la que vive con sus progenitores. En ese barrio de Candeán ayer la "sorpresa" era mayúscula por la detención de su vecino.
El Juzgado de Violencia de Género, que se ha hecho cargo del caso, ha declarado además secreta la causa.