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La patriota

Alguien debería decirle a la lideresa nacionalista que va por mal camino para pasar de becaria a patriota. Su actitud menosprecia a los que lo son.

Como vulgarmente se suele decir, la historia está llena de premoniciones. Famosas e inquietantes. Unas nos quitan el sueño y otras nos hacen soñar. El caso es que de las 10 escalofriantes predicciones de Nostradamus para este 2016 que se nos va, no encontramos nada o casi nada sobresaliente. Acaso un hecho estelar, que nos habla de heroínas y patriotas. Aunque tampoco deja de ser un cúmulo de fascinaciones, sobre todo porque así son las profecías cuando son políticas.

Pero estas cosas suceden. Verán los hechos. El domingo 28 de febrero de este año, el día amaneció más claro en Galicia: la eterna luchadora social, pese a su edad, el azote de los políticos de la derecha y del capitalismo conspirativo, la gran patriota, el símbolo de la realidad gallega, se había convertido en la primera política española -permítanme la licencia, porque esa es su nacionalidad- en liderar el Bloque Nacionalista Galego (BNG) en sus 34 años de historia.

El 26 de septiembre, en contra de la opinión de la inmensa mayoría de los gurús de la política, aguantó el derrumbe del Bloque y logró seis actas, una menos de las que tenían en la legislatura anterior en O Hórreo.

Y a partir de ahí nació la leyenda. Ana Pontón, la becaria de la formación nacionalista se había convertido en la líder del BNG. Todo apuntaba que en el Bloque entraba aire nuevo. Pero no fue así. Su época de Galiza Nova o de los Comités Abertos pronto afloraró. Las exigencias, perfectamente visibles con eslóganes referentes a la nación gallega -incluido el derecho a decidir-, las exigencias a un gobierno con mayoría absoluta desde sus legítimos seis escaños, han llevado a Ana Pontón a quedar en una simple becaria de la única empresa en la que se conoce ha trabajado.

Pontón es una política atrevida que ilustra muy bien su personalidad y la estrategia del Bloque. Quizás alguien debería decirle que ese no es el camino para pasar de becaria a patriota. Porque con esa actitud, Ana Pontón menosprecia a los gallegos, que sí son patriotas.

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