Luis Villares debutó este jueves en una sesión de investidura como portavoz parlamentario de En Marea y lo hizo con dos ideas clave: presentar una enmienda a la totalidad de la gestión del PP y trazar las principales medidas de su proyecto, subrayando a su partido como segunda fuerza parlamentaria, empatada a escaños con el PSdeG. Su objetivo: "formular una alternativa que sí se oriente a alcanzar, para la gente de lo común, unas condiciones de vida dignas". Y su oposición no se limitará al ámbito institucional, sino que se extenderá "a la calle", advertencia posterior a la crítica del popular Alberto Núñez Feijóo a la agitación social el martes.
La sesión de investidura constituye el inicio del que será el último mandato del presidente de la Xunta aún en funciones, pero también una competición por ver quién encabeza la alternativa y supera sus debates internos. Villares comenzó esta mañana esa carrera con un mensaje duro a Feijóo, al que no citó por el nombre. Solo lo apeló como "candidato".
El exmagistrado censuró los datos económicos de Galicia, donde cifró en 207.000 las personas sin trabajo, con un índice de riesgo de pobreza del 25% o 72.000 hogares con todos sus integrantes en paro. Ahí llamó la atención sobre la desigualdad. "Una mujer gallega tiene que trabajar 55 días más al año que un hombre para ganar lo mismo que él", describió. Una frase resumió cómo entiende el legado de Feijóo. "Tendrá usted mayoría, pero el rastro de su pecado sigue ahí: el paro, la exclusión social, la desertización del rural; la caída demográfica, la desigualdad de género, la pérdida de hablantes, la reducción de autogobierno y la corrupción", enumeró.
Frente a una gestión que "privatizó" sanidad o educación, Villares anunció una oposición frontal y la lucha por revertir recortes en empleo público o servicios básicos y, si bien reconoció la legitimidad del PP para gobernar, matizó que fue superado por la abstención. "Existe otro país que no se siente representado (por el PP)", alegó.