El caso de Diana Quer: 77 días peinando la comarca del Barbanza
A Pobra, Rianxo y Boiro concentraron, en los últimos dos meses y medio, los persistentes rastreos de la Guardia Civil.
La investigación iniciada el 22 de agosto por la desaparición de Diana Quer ha entrado, esta semana, en una fase de hermetismo sin precedentes en los dos meses y medio transcurridos desde que a la joven madrileña se la tragó la tierra mientras regresaba a casa tras una noche de fiesta en su localidad de veraneo, A Pobra do Caramiñal. Determinar si la desaparición fue forzada o voluntaria condiciona cualquier investigación de estas características, y en este caso concreto también supedita los escenarios a rastrear para encontrar pruebas, según publica La Voz de Galicia. Un problema añadido es que Barbanzaes una comarca formada por una sierra arbolada y vasta, ríos y un litoral lleno de calas, lo que dificulta un trabajo por sí solo complejo de no tener pistas claras. Algo que, en este caso, parece no ser así, sobre todo por las zonas ya inspeccionadas en tres de los cuatro municipios que forman esta comarca coruñesa ubicada en el norte de la ría de Arousa.
Municipio de Boiro
Muchas son las incógnitas, se pregunta a través de su información el citado medio. La primera búsqueda profesional y pública de Diana Quer que hizo la Guardia Civil tuvo lugar en dos fábricas abandonadas que fueron aserraderos. Hoy el polvo lo cubre todo pero este movimiento, en su día, generó gran revuelo por las conjeturas que despertó, sobre todo por el hecho de que las inspecciones se hicieran con perros. Boiro hace ya varias semanas que forma parte de la investigación, aunque esta semana trascendió que la Guardia Civil busca pistas en al menos dos fábricas abandonadas para llegar a la joven. Una estaría en el lugar de Exipto y antaño producía cerámica. La otra, en O Chazo, era una conservara que acabó en números rojos.
Concello de Rianxo
Puerto de Taragoña y entorno. La tecnología, antes de que apareciese el móvil de Diana Quer, permitió a los investigadores situar a la joven en Taragoña durante una hora. Este dato, y otros que se manejaban, dieron pie a los primeros rastreos. El muelle siempre despertó especial interés, igual que los caminos y pistas que se enredan en su perímetro. También se inspeccionó el exterior de un chalé próximo, y un sinfín de fincas fueron analizadas para sacar algo en claro. Basta decir, para entender la importancia de Taragoña, que la Guardia Civil solicitó ayuda a un departamento del Concello de Rianxo para conocer a fondo el pasado de algunos vecinos. A partir de ahí, y buscando un perfil concreto, se cotejaron viviendas que pudieran encajar en lo que persiguen los agentes; de lo que no hay constancia es de que se registrara ninguna casa. La aparición de dos testigos, un mes y medio después de desaparecer Diana Quer, que aseguraron haberla visto en esta apartada zona portuaria, volvió a situar su espigón en el epicentro de la investigación. Por si esto fuese poco, el hecho de que su teléfono a pocos metros del muelle dio todavía más protagonismo a este espacio apartado y discreto en el que las parejas buscan intimidad.
A Pobra do Caramiñal
El origen. La propia casa de Diana Quer en A Pobra y sus pertenencias de aseo o personales fueron el punto de partida de los rastreos a pie de campo. A partir de este chalé adosado, añade el rotativo coruñés, con vistas panorámicas de la villa y la ría, empezó a alargarse la huella de la Guardia Civil. La propia zona en la que se encuentra la vivienda, próxima a la playa de Cabío, con abundantes zonas arboladas, caminos, pistas y calas, también se inspeccionó minuciosamente por parte de la Guardia Civil. Lo mismo ocurrió en el monte de A Curota, donde se movilizaron decenas de voluntarios y profesionales. El paseo del Arenal, también en A Pobra, donde la joven fue vista por última vez, se recorrió un sinfín de veces. Se habló con vecinos, personas que pasean por el lugar, conocidos y otros testigos que pudieran haber tenido relación con Diana y que la vieron la noche que desapareció.
También se revisaron las imágenes de las cámaras de videovigilancia instaladas en el casco urbano, incluso las del polígono de A Tomada, pero sin resultados. Ahora, 77 días después, Diana Quer sigue desaparecida y la mayor esperanza que manejan los agentes se fundamenta en el análisis de su móvil, aunque con reservas a la hora de valorar de qué manera se podrá aplicar policialmente esa información.
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