No pagaban la Seguridad Social de sus trabajadores y esperaban hasta que los embargos eran ineludibles. Entonces -una vez agotados todos los plazos- creaban nuevas empresas para salvar sus bienes y mantener la actividad sin demasiados trastornos. Los trabajadores, sin embargo, continuaban de alta en la empresa que tenía la deuda, por lo que el fraude seguía aumentando.
Esta es al menos la conclusión a la que llegaron los investigadores de la operación Miño, que suma ya quince personas detenidas y pone en jaque la actuación de nueve empresas con sede en la provincia de Lugo.
Los especialistas de la Brigada Central de Delincuencia Económica y Fiscal (Udef) siguieron los pasos de los empresarios y detectaron que todos ellos utilizaban una mecánica muy similar para cometer el supuesto fraude.