Ella, guardando las distancias, "hija política" de Fraga (vamos de uno de los gobiernos de don Manuel); y él, discípulo adelantado de Beiras. Ambos pasaron de puestos destacados bajo el control del partido de centro derecha, en un caso, y de la formación frentista del nacionalismo galaico, en otro, al socialismo gallego. Y los dos, con ayuda de Ferraz -quizás porque su ambición y su "fortuna" los situó en ese camino-, la han liado parda en el PSdeG. Y por mucho que una y otro digan, los dos provienen de ahí, de las filas del PP y del BNG. Es decir, los dos -Cancela y Leiceaga- son "exiliados" voluntarios de otras políticas. De ahí que no tengan sentido de responsabilidad; sino todo lo contrario: interés personal por el medramiento. Porque ese es el objetivo de todos los conversos: crecer personalmente.
La política debe salir de vez en cuando del postureo (palabra idiota que nos obligan a citarla como si fuéramos idiotas), clarificar las posiciones y asumir su responsabilidad. La semana que hoy comienza puede ser -debe ser- clave para la toma de decisiones reales, pero para ello los partidos (todos) deben ser honestos con sus votantes y con toda la ciudadanía. A estas alturas aún no se sabe que sucederá después de la investidura de Rajoy. Unos afirman que no van a negociar nada con el menguante partido gobernante y otros están desaparecidos. En ambos casos, las próximas elecciones estarían a la vuelta de la esquina. Y esto es la definición perfecta de la inoperancia política.
Verán. En este país hay demasiados conversos y pícaros. Y son tan estúpidos -o no- que lo que menos les preocupan es tener las alforjas llenas. Pero el caso es que hacen el ridículo por ingenuos o por ignorantes. Lo que más les guste. Ustedes mismos.