Dice la portavoz de En Marea en el Parlamento español que considera "bastante triste" que la Fiesta Nacional de España se celebre el día del descubrimiento de América, que dio paso a la "masacre de miles de personas". Y califica el 12 de Octubre como una fiesta "vieja" y "franquista". Alexandra Fernández está en su derecho de opinar así. Uno podría decirle que la delicia de los políticos es tener unos votantes imbéciles, que no leen. Pero no lo hacemos por respeto hacia los votantes. De eso ya se encarga otro camarada de su señoría, que insulta a los gallegos que no los votan.
Por lo que se ve quienes no son tan leídos son algunos políticos. Al menos, los que dicen tantas simplezas como la diputada y sus camaradas. Porque poco saben de conquistas y de océanos.
Los "nuevos políticos" practican políticas muy viejas: el populismo. Una fórmula que se utilizó en el siglo XIX para explicar que el pueblo tiene siempre razón. Y que los políticos, o la clase política, están adulterados por su trabajo y por sus finalidades de poder, y oscurecen el instinto popular.
Los "nuevos políticos", como su señoría, tienen que salir del pueblo y, por supuesto, hacer política fuera de las instituciones y de los partidos.
En su triste recorrido habría que recordar algunas cosas. Los populistas, después de una lucha atroz en Rusia, donde fueron derrotados por el marxismo, aparecieron en movimientos precursores de los fascismos en Europa, y en Estados Unidos fueron adoptados por políticos de la más extrema derecha, como el senador McCarthy y el gobernador Wallace.
Hoy el populismo parece otro nombre de fascismo. Por eso, algunos deberían admitir que la Fiesta Nacional es una afirmación de valores asociados con las libertades, opuestos a los totalitarismos.
Ya ve su señoría con qué facilidad se pasa de la raza al mamarracho.